Descripción de la Exposición
“La pureza del arte consiste en la aceptación, una aceptación voluntaria, de las limitaciones del medio de cada arte específico”
(Clement Greenberg)
La esencia es lo que hace que un ser o un objeto sea lo que es. Y existía antes que el arte. Mucho antes de que el artista supiera que era artista, antes de que los historiadores se percataran de que estaban haciendo historia, los diferentes creadores ya exploraban, sin ser conscientes de ello, lo más básico que podían explorar: a ellos mismos. Hablaban, debatían, escribían y se preguntaban. Se reunían. Buscaban juntos la esencia por encima de cualquier otra cosa. Y la encontraron. La esencia del arte, la pureza del mismo, ese extremo donde lo simple se vuelca complicado, donde todo sale, sin más, del interior. Como una pulsión. Simplemente arte: sin artificios, sin ruidos... esencia. Lo más elemental del arte y de la vida. Lo único e imprescindible, lo que hace ser a algo ser, y al arte, arte.
Siglos y siglos después, artistas actuales como Mar Cubero (Madrid, 1990) y Manuel M. Romero (Sevilla, 1993) siguen investigando y trabajando sobre lo más puro del arte: su esencia. Pureza máxima. Pintura y escultura en estado puro. Color y ausencia de color. Materia y ausencia de ella. Tradición y vanguardia en la misma obra. Pasado y futuro en la misma pared. Según Greenberg “las artes han sido devueltas pues a sus medios, y una vez allí se las ha aislado, concentrado y definido. Cada arte es único y estrictamente él mismo en virtud de su medio específico. Al fin de recuperar la identidad de un arte se ha de acentuar la opacidad de su medio”. El diálogo creado por Cubero y Romero en la exposición “Esencia” es un homenaje a lo más básico del arte, una oda al proceso creativo.
El trabajo de Mar Cubero gira sobre cuestiones propias de la escultura y el espacio como el peso, el volumen, la masa, la gravedad o el emplazamiento. En sus últimas piezas, la artista investiga cómo adaptar el proceso escultórico a un nuevo soporte: el papel. Materiales como tintes, barniz o betún aplicados en un nuevo orden bidimensional donde cuestiones como el gesto, la percepción de los pesos, planos, fuerzas, etc., pasan del suelo y del espacio a la pared. Sus primeras aproximaciones a la escultura e instalación llegaron trabajando la madera, un material orgánico y cambiante que le permitió entender y tomar conciencia la fisicidad de los cuerpos. Partiendo de piezas e ideas sencillas, y con una intervención casi mínima, lleva el material al límite a través de repetición de elementos.
Manuel Martínez Romero indaga en la reducción a lo esencial, con la simplicidad y el silencio visual como alternativa al uso vertiginoso de la imagen actual. Huye de la velocidad que caracteriza nuestro entorno y genera espacios de pausa y reflexión. La pausa como alternativa. La pausa hablando de pintura. Una imagen abstracta, vacía, sosegada, monocroma, con aportaciones sutiles, que hace continuamente alusiones a su propio proceso. Interesado en todo lo que sucede durante la creación, sus obras hablan constantemente de acontecimientos sucedidos en el estudio, donde las pinturas y dibujos se relacionan entre sí: bocetos de una pieza pegado en otra realizada en paralelo, telas manchadas durante la elaboración de otras pinturas, pinturas acabadas (culminadas prácticamente en la distribución compositiva del soporte), superficies desgastadas por pisadas, etc.
Formación. 24 oct de 2024 - 25 oct de 2024 / Centro Botín / Santander, Cantabria, España