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Corría el año 1977 de todo hace ya unos treinta años) y ya vivía varios meses en París, una tarde de ese otoño paseaba por uno de mis barrios favoritos, el Marais, cuando en una de las esquinas de la hermosa Plaza de los Vosgos me paré en el escaparate de una pequeña galería de arte, la de Jeannette Ostier, ya que algo me había llamado poderosamente la atención, eran unos bellos y coloristas grabados de geishas y samuráis. Fue un instante emocionante ese primer encuentro directo con esta cultura y estas estampas. Fue un momento de comunión con Asia, en Murcia estudiaba Historia del Arte, pero apenas si existían vínculos con la estética oriental en el programa académico. La galería pertenecía a la mencionada especialista en esta materia, que fue una de las primeras exportadoras de estampas ... a Francia. Y allí regresé varias veces y muchas más, y después visité detenidamente el Museo Guimet de arte oriental, y así ese día comenzó mi historia de amor con las estampas ukiyo-e, del mundo flotante y de las bellezas efímeras.

La técnica de los grabados es la xilografía, en la que los autores (el pintor con su dibujo, el grabador con su plancha de madera tallada exquisitamente y el impresor presionando sabiamente sobre el papel) lograban una obra total. Grandes autores fueron Hokusai, Utamaro, Sharaku, Hiroshige, etc. En las imágenes aparecen geishas, samuráis, comerciantes, actores, músicos, taberneros, paseantes, paisajes, naturalezas, escenas de la vida placentera, hedonista y cotidiana del Japón, como un mundo popular de gran vitalidad, que entonces sin saberlo ni pretenderlo se proyectó a la eternidad.

Fue en ese siglo XVIII, en el periodo Edo, cuando se forjaron todos los elementos realistas del arte japonés. Es innegable hoy su influencia en el arte occidental: en los impresionistas franceses (Degas, Manet…) que las coleccionaban, en Matisse y Klimt, en el cómic (Tintin, Corto Maltese, el manga etc.)

A la galería Bambara le gusta el arte oriental y cada año intenta realizar una exposición dedicada a ese continente (Estética Budista, Tangkas del Tibet, Caligrafía Tradicional China, Obra Gráfica Contemporánea Hindú…). Estas exposiciones, junto con las realizadas anualmente de arte ritual africano, son la forma que Bambara tiene de expresar su creencia en la globalización de las líneas estéticas, ya que al final de todo el arte se reduce a una serie de hilos rebosantes de conocimiento estético, hilos dorados, ocultos y secretos que cruzan y descruzan, enredan e influencian, anudan y enlazan los planetas, las culturas, los tiempos y los sentimientos. El arte es sólo una cuestión de tasa vibratoria, por ello cada uno de nosotros (espectadores, aficionados, coleccionistas, galeristas, marchantes, subastadores y creadores plásticos) nos relacionamos con la obra de arte de forma privada y única, porque único es ese cruce de las dos vibraciones.

Esta exposición de estampas japonesas en Bambara consta de tres series distintas:

La primera es la dedicada al teatro Nô, con sus actores y público entusiasta; la segunda es la costumbrista con escenas urbanas e interiores de geishas y la tercera es la erótica, con escenas de sexo. Algunos grabados están firmados (Tsukioka Kogyo, Kunichika, Toyokuni III, Kuniyoshi etc …) y otros creemos que son anónimos. La mayoría son de la segunda mitad del siglo XIX y otros de los primeros años del XX.

Este año la galería Bambara cumple su décimo aniversario y esta es nuestra cuarta exposición de estampas japonesas, intentando expresar con ella, una vez más, nuestro amor al alma y sentimiento de un complejo y exquisito país: Japón.