Este pintor, amante del pincel y el bastidor, en cada una de sus obras recrea un universo metafísico e imaginario de donde surgen siluetas humanas que evocan una existencia efímera.

En cada una de sus composiciones ocupa el plano de forma misteriosa, utilizando principalmente gamas de grises para crear unos efectos lumínicos que se ajustan entorno a los objetos, acentuando sólo los aspectos esenciales de las formas retratadas.

Sus pinturas surgen de su mundo imaginario y cotidiano, puede retratar a Kafka o bien a su hija, demitificando e ironizando a través de la repetición el aura de la obra pictórica única. Étienne Assenat trata el espacio vacío, la presencia y la ausencia, con gran delicadeza y emoción. Reconstruye la realidad de forma sutil y propone en cada una de sus telas un final inconcluso que le pertenece sólo al espectador.