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En el marco del Programa de Internacionalización del Arte Colombiano, la Fundación Gilberto Alzate Avendaño presenta la exposición artística Expedición de Video El Dorado, la cual itinerará por dos espacios inicialmente, la galería Gentil Carioca (Río de Janeiro, Brasil), a partir del 29 de junio y el proyecto artístico independiente TEOR/éTica (San José de Costa Rica, Costa Rica), desde el 24 de julio.

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La exposición, curada por Mariangela Méndez y Bernardo Ortíz, es una exploración de videos de los artistas colombianos Alberto Baraya y Johnathan Hernández, Erick Beltrán, Diego Benavides, François Bucher, Elkin Calderón, William Contreras, Maria Elvira Escallón, Lina Espinosa, Juan Fernando Herrán, María Margarita Jiménez y Andrés Rosero, Ana María Millán, Luis Ospina, Gabriela Pinilla, José Alejandro Restrepo, Miguel Ángel Rojas, Edwin Sánchez y Liliana Sánchez, alrededor de la leyenda de El Dorado y de lo que ésta puede significar hoy en día.

En palabras de los curadores 'Lo que nos interesa es ver cómo ese nombre de El Dorado genera percepciones, prejuicios, lugares comunes y cómo hay otros proyectos económicos que también han creído encontrar la leyenda en su momento: los grandes latifundios de caña de azúcar y banano, la explotación del caucho y el cacao, el narcotráfico, la minería a cielo abierto, la invasión de los bancos, la especulación en la bolsa de valores, entre otros'.

Mirar estos fenómenos a través de la estructura fetichista de la leyenda de El Dorado permite despojar la percepción moralista o legalista. 'Sí, la historia del narcotráfico en Colombia tiene una relación analógica con la leyenda, pero esa relación está implícita claramente en el sistema económico que propicia niveles de utilidad y depredación desaforados, no solo en actividades ilegales. Todas las penurias son soportadas por la promesa de un futuro mejor. Un futuro dorado. La estructura fetichista nos permite ocultar con la promesa de felicidad, la miseria del presente. Mientras llega ese futuro dorado, el mundo es continuamente devastado'.

En ese sentido, la estructura de 'El Dorado', inherente a la creación de valor en el capitalismo, se repite en escalas pequeñas y grandes como una especie de 'fuga polifónica'.