Aire, tierra, agua, fuego... los cuatro elementos se respiran y se tocan en las texturas y materias de unas superficies que se convierten en campos de batalla entre los densos espacios interiores, en los que solo tiene cabida la tragedia de Segismundo, y las atmósferas exteriores que luchan por dominar su lugar, utilizando para ello el arma de la luz y la energía de la vida.

Como viene siendo habitual, Fernando Rivas nos presenta en esta nueva exposición en la Galería Orfila de Madrid, dos líneas temáticas claramente diferenciadas que oscilan, entre un lirismo que hunde sus raíces en la naturaleza y otro, de tintes más sombríos, que emerge desde profundos magmas personales, pero, en ambos casos, se construyen sobre la base de elementos pictóricos y estilísticos comunes que dan coherencia a este conjunto ... de obras, también muy variadas en soporte y formato, y cuyos límites se adentran en ese territorio fronterizo entre la referencia y la abstracción y desde el que se puede intuir el objeto o el ambiente en el que el objeto pudiera hacerse presente, huyendo de lo explícito y evidente para dar paso a lo sutil y sugerido.

Entre estos elementos pictóricos comunes destaca la tensión que se establece entre un hedonismo impregnado de luz o de color y un ascetismo que, a base de economizar recursos y eliminar, o al menos restringir, aquellas formas destinadas a agradar como ornamentos naturales, concentra la atención en lo esencial; o, también, la voluntad de captar el cambio, el movimiento aparentemente sin rumbo, a base de planos de color resueltos mediante trazos gestuales y espontáneos y ordenados por los límites enérgicos del carbón o del collage. De esta forma el proceso analítico-sintético, que en la pintura de Fernando Rivas está polarizado en la construcción y simplificación, ha ganado en contención, silencio y desnudez y la combinación de estos elementos crea el tejido sobre el que pueden convivir y complementarse las imágenes conceptuales y sobrias, que tienen el Mito de la Caverna como tema común, con aquellas otras que transforman la emoción directa frente a la naturaleza en pura vibración de tonalidades lumínicas que sugieren lugares y espacios abiertos, como es el caso de los ventanales, presentes también en exposiciones anteriores, y los jardines y pequeños paisajes, tan llenos de vitalidad.