La labor de los espectadores frente a la pintura metafísica nunca es fácil, consiste en observar lentamente, con detenimiento y placer, las obras, saboreándolas al principio con cierto distanciamiento, para intentar poco a poco comunicarnos con ellas; ¿qué nos expresan?, ¿qué nos sugieren los personajes?, ¿qué sucede realmente en esas escenas, a veces incomprensibles?, ¿qué ocurre en esas obras cuando dejamos de contemplarlas?, ¿qué impacto nos provoca esa muestra de secretos?...

Iván Araujo nos transmite un mundo plástico muy especial, inmerso en la corriente pictórica metafísica. En la obra de Iván Araujo nos sorprende como se aúna un preciso dominio técnico y un desbordante mundo interno, logrando así ofrecernos una exposición madura y muy cuidada, con distintas series de pinturas narrativas, unas de rostros potentes y sugerentes, otras de personajes inmersos en sus paisajes y a veces rodeados de arquitecturas ... misteriosas, y siempre con ciertos toques oníricos, surrealistas e incluso cubistas.

Lo interesante de esta exposición es la dificultad especial que plantea el pintor con una audaz propuesta, bien resuelta, que consiste en combinar un mensaje metafísico (con vibraciones filosóficas, espirituales, sentimentales...) con una gama cromática potente (con vibraciones optimistas, divertidas, soñadoras... ).

Una exposición de obras pictóricas metafísicas no deja de ser, en definitiva, una cadena de secretos. Esta es la primera individual en nuestra

Comunidad de Iván Araujo, y ya antes participó en una colectiva de Bambara ("El bodegón infinito", en 2007), estamos obligados así a disfrutar con esta exposición en Cartagena, ya que es una de las ciudades más metafísicas que existen, ideal pues para pacientemente desentrañar secretos.