Formas desdibujadas representan mujeres con una apariencia excesiva que, huyendo del desconsuelo, se refugian en el adorno. Un temblor es una ¬na línea quebrada, un impulso, una mancha de color que desborda el límite.
El alargamiento de las formas aporta una elegancia y atractivo únicos, asemejándose al gusto de las estampas japonesas ukiyo-e de creadores como Utamaro, pero también, por su claro carácter decorativo, recuerda los biombos de exquisito gusto y sabor manierista de los artistas nabis: Maurice Denis, Pierre Bonnard...; es en el dominio de la técnica donde mejor se muestra la personalidad de la artista: en su capacidad de trasladar al papel sus sentimientos y pulsiones, de extraer del gouache in¬nitos matices, gamas tomadas de la naturaleza, del mundo vegetal, especialmente de las peonías, violetas y amapolas. Utiliza el gesto, el gra¬smo y la mancha como pequeñas sacudidas, convirtiéndolo en una llamada de atención, un reclamo, un grito silencioso...y reparador ante la soledad o el abandono.
Su dibujo es belleza y difusa permanencia, la maestría de la artista se plasma en él, siempre contundente y delicado, discurriendo por esa débil frontera entre la dureza carnal de los desnudos de Schiele y la expresividad deformante de Rouault.
La artista se ha mantenido ¬el a su temática, suave y áspera a un tiempo. Ya se intuía en las palabras sobre su iconografía que en el año 2004 le dedica Mª Teresa Fernández: "... representa un amplio tejido vital: placer, muerte, silencio, ironía, quietud, movimiento, comunicación, soledad.
La evolución de su obra viene marcada por una continua re exión existencial acerca de la vida y sus múltiples ciclos; un diálogo que, con el paso del tiempo, se torna burlesco e irreverente"1
Las mujeres de Chelo Sanjurjo son frágiles sólo en apariencia, en su ensimismamiento y desamparo entornan los ojos, cruzan las piernas y brazos, se ocultan púdicamente, algunas nos miran descaradas, no se resignan a que su timidez las deje olvidadas en el tiempo, los abalorios y joyas las delatan, nos muestran sus secretos. Se respira cierto desenfado, un poco borroso pero siempre aliñado con una sinceridad descarnada.
Su obra revela una creatividad basada en la ruptura con los cánones y en la deconstrucción de la imagen que, como en un espejo deformante, es capaz de re ejar la auténtica realidad. Esta constante en su trabajo coincide con una de las aspiraciones de la artista alemana Hannah Höch: "Me gustaría borrar los límites ¬jados que a los humanos, seguros de nosotros mismos, nos gusta dibujar alrededor de cualquier cosa que podemos conseguir"2
Santiago Martínez Fernández
Profesor de Historia del Arte
-------------------------
1 Fernández Fernández. Mª Teresa. La mujer y el arte en Asturias durante el siglo XX. Instituto Asturiano de la Mujer. KRK ediciones, Oviedo 2004, p. 243
2 Grosenick, Uta. Mujeres artistas de los siglos XX y XXI, ed. Taschen, Barcelona 2006, p.88
Entrada actualizada el el 04 mar de 2016
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
