“La presencia de los chinos en Costa Rica fue registrada desde 1855, fueron 77 personas contratadas para trabajar en el ferrocarril de Panamá. Los primeros inmigrantes llegaron al país en general para realizar trabajos de construcción de vías de comunicación, trabajos agrícolas en haciendas y realización de trabajos domésticos.
Los chinos siguieron ingresando de manera independiente motivados por las buenas expectativas político-económicas que tenían por recomendación de familiares ya establecidos en el país. Esto dio paso a la inmigración denominada “hormiga” en la que chinos asentados ayudaban al ingreso de hermanos, primos y otros familiares, con lo que se popularizó a Costa Rica en el sur de China como destino migratorio de chinos en busca de mejorar su condición de vida.
En 1934, se realiza el primer “censo chino” por orden del gobierno y se generan grupos o redes solidarias. Posteriormente, en 1944 se suscribió el Tratado de Amistad entre Costa...Rica medida que fue celebrada por la colonia china.
Posteriormente, 77 años después de ese primer censo chino, el último censo realizado en el país en el 2011 arrojó que solamente 4190 personas habían nacido en China, 9170 indicaron ser étnicamente chinos aunque no habían nacido en China. De hecho, en la actualidad, un sustancial porcentaje de la población costarricense posee ascendencia china, además, es la colectividad más numerosa de origen asiático en Costa Rica, según la Organización Internacional para las Migraciones.
Los contextos históricos, así como los fenómenos migratorios sumados a otros inputs que construyen la identidad de las personas a menudo influyen en el autorreconocimiento étnico de las personas. En este autorreconocimiento, el conocimiento o desconocimiento de los orígenes o raíces familiares juegan un papel importante también.
En el caso de la diáspora china, el arte ha sido uno de los vehículos de autorreconocimiento con el que la población migrante se ha reivindicado, ha reconocido, ha recordado, las rutas de esa construcción social que son parte ineludible de la identidad de los hijos de la diáspora. En la presente exposición, “Fragmentos de la Diáspora”, el arte cumple una función menos personal y más colectiva, la de conmemorar el intercambio oficial entre las culturas costarricense y china, a través de la mirada transgeneracional y transegmental de los artistas chinos costarricenses, hijos de la migración”, nos cuenta la curadora de la muestra, Iris Lam, también chino-descendiente.
Entrada actualizada el el 27 may de 2020
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