-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

El retablo mayor de la antigua iglesia de Sant Joan de Lleida es un conjunto emblemático de la pintura leridana de época medieval. Presidió el altar mayor de la iglesia hasta el año 1678, momento en el cual fue sustituído por uno nuevo. El retablo gótico, entonces, fue vendido a los representantes de Benavent de Segrià, ... que instalaron los compartimentos en diferentes altares de la iglesia parroquial, donde estuvieron hasta principios del siglo XX. En 1907 fueron nuevamente vendidos: cuatro de ellos fueron adquiridos por la Junta de Museus de Barcelona, dos más acabaron ingresando en el antiguo Museu d'Art de Catalunya en 1956, procedentes de la colección de Maties Muntadas, y el resto acabó en diferentes colecciones particulares e, incluso, uno de ellos actualmente se custodia en el Isabella Stewart Gardner Museum de Boston (EEUU). Así pues, hoy en día, este conjunto se encuentra disperso entre diferentes museos y colecciones de todo el mundo. Uno de estos museos, el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), conserva seis compartimentos del retablo que ahora, gracias al convenio de colaboración con este museo, se podrán ver en el Museu de Lleida.

El retablo, obra de Pere Garcia de Benavarri y su taller, muestra escenas de la vida de san Juan Bautista. El conjunto fue ejecutado entre los años 1473 y 1482. Hay que remarcar que Pere Garcia fue uno de los principales pintores del gótico en las tierras de Lleida y la Franja. De hecho, su importancia dentro de nuestro territorio hizo que se le dedicara un ámbito monográfico en la exposición permanente del Museu de Lleida. El retablo mayor de la antigua iglesia de Sant Joan de Lleida fue uno de los encargos más importantes de su carrera. Y es que esta parroquia fue la más importante de la ciudad en los siglos medievales. Se empezó a construir a mediados del siglo XII y el edificio subsistió hasta el año 1868, cuando fue derrocado con el argumento de que amenazaba ruina. Así pues, la parroquia más importante de Lleida merecía un retablo mayor digno del edificio donde iba a ubicarse y a tales efectos, hacía falta buscar un pintor que ofreciera garantías y cualidad suficientes. Éste fue, finalmente, Pere Garcia de Benavarri.

De este retablo se conocen 10 compartimentos: siete de ellos muestran episodios de la vida de san Juan Bautista, mientras que los otros tres son representaciones de santos. Algunos de ellos han desaparecido. La exposición del Museu de Lleida muestra los siguientes compartimentos: Nacimiento de san Juan Bautista, Inscripción del nombre de san Juan Bautista, Bautismo de Cristo, Decapitación de san Juan Bautista, Banquete de Herodes y San Jerónimo.

Opera Dispersa I

La exposición Fragments d'un passat. El retaule gòtic de l'església de Sant Joan de Lleida inaugura el ciclo 'Opera Dispersa', que tiene como objetivo acercar al público leridano una serie de obras del patrimonio artístico del territorio que, con el paso de los años, han acabado dispersas por diferentes museos y colecciones de todo el mundo.

La exposición está organizada por el Museu de Lleida: diocesà i comarcal, con la colaboración del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), el departamento de Cultura de la Generalitat, la Diputación de Lleida, la Obra Social 'la Caixa' y Res Non Verba.

Por último, con motivo de la muestra se ha editado una publicación dedicada al retablo gótico de la iglesia de Sant Joan de Lleida y a su autor, a cargo de Alberto Velasco, conservador del Museu de Lleida y especialista en pintura gótica. El libro, 'Fragments d'un passat. Pere Garcia de Benavarri i el retaule de l'església de Sant Joan de Lleida', es la segunda publicación de los Quaderns del Museo.

Textos de los ámbitos

Fragmentos de un pasado. El retablo gótico de la iglesia de Sant Joan de Lleida Con esta muestra se inaugura Opera dispersa, una línea de exposiciones temporales pensada para acercar a los leridanos elementos de su patrimonio artístico disperso en instituciones museísticas de todo el mundo. El ciclo se inicia con el retablo mayor de la antigua iglesia de Sant Joan de Lleida, una de las obras más emblemáticas del cuatro-cientos leridano conservada parcialmente en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), entidad que, gracias a un convenio de colaboración firmado con el Museu de Lleida (MdL), ha facilitado la materialización de este proyecto.

El retablo de Sant Joan fue ejecutado en los años setenta del siglo XV y se convirtió en uno de los proyectos artísticos más ambiciosos de la Lleida del momento. Permaneció en el altar principal de la iglesia hasta el año 1678, cuando, a raíz de la construcción de un nuevo retablo, sus compartimentos fueron vendidos a la villa de Benavent de Segrià. Allí permanecieron hasta 1907, momento en el que fueron nuevamente vendidos y dispersados entre diferentes museos y colecciones particulares, conviertiéndose en un ejemplo paradigmático de la dispersión del patrimonio artístico a principios del siglo XX.

Hoy, con esta exposición, el Museu de Lleida recupera la memoria de esta obra singular y, a la vez, reivindica la figura de uno de los pintores más importantes del gótico en las Tierras de Lleida y la Franja, Pere Garcia de Benavarri.

Pere Garcia de Benavarri, pintor itinerante

Pere Garcia de Benavarri (doc. 1445-1485) es el pintor por excelencia del último gótico en las Tierras de Lleida y la Franja. Se documenta por primera vez en Zaragoza, donde seguramente aprendió el oficio al lado de Blasco de Grañén (doc. 1422-1459), un maestro que influirá en sus obras más tempranas, como el retablo de Villarroya del Campo (Zaragoza).

Hacia 1450 vuelve a Benavarre, desde donde recibe encargos de poblaciones leridanas como Bellcaire d'Urgell, Cervera o l'Ametlla de Segarra. En Bellcaire ejecutó el retablo de la Virgen, cuya excelente y singular tabla central, firmada por el artista, hoy se conserva en el MNAC.

A finales de 1455, Pere Garcia aparece documentado en Barcelona haciéndose cargo de uno de los talleres pictóricos más importantes de Cataluña, el de Bernat Martorell. Se inicia, así, la época de plenitud del pintor. En los años sesenta reside de nuevo en Benavarre, mientras que en 1473 trabaja en Lleida ciudad, un dato que ha servido para situar cronológicamente el retablo de la antigua iglesia de Sant Joan.

Durante los últimos años de su larga trayectoria trabaja para parroquias de la Franja y del área de Barbastro realizando obras como el retablo mayor de la parroquia de Montañana, o el del convento de San Francisco de Barbastro (1482-1485). Este es, probablemente, el último encargo de su trayectoria profesional.

Línea del tiempo

1445: Se documenta por primera vez en Zaragoza colaborando con su maestro, Blasco de Grañén. Ejecuta el retablo de Villarroya del Campo.

1450: Pere Garcia abandona Zaragoza, vuelve a Benavarre y realiza el retablo de Bellcaire d'Urgell.

1455-1456: Pinta un retablo para el convento de los dominicos de Cervera.

1455: Se traslada a Barcelona y se hace cargo del taller de Bernat Martorell.

Realiza obras como el retablo de los santos Quirico y Julita para la iglesia de Sant Quirze del Vallès, hoy en el Museu Diocesà de Barcelona.

1459-1460: Abandona el taller de Martorell y vuelve a Benavarre. Empieza a trabajar para parroquias de Barbastro.

1473: Aparece documentado en Lleida trabajando en el convento de los dominicos. En aquellos años realiza el retablo mayor de Sant Joan de Lleida.

Hacia 1475-1480 pinta el retablo mayor de la iglesia de Montañana.

1482-1485: Se le documenta en Barbastro pintando el retablo mayor de la iglesia del convento de franciscanos.

La antigua iglesia de Sant Joan, la gran parroquia de la Lleida medieval

Sant Joan fue la parroquia más importante de la ciudad de Lleida en los siglos medievales. Daba nombre al barrio donde residía la élite leridana (los Gralla, los Riquer o los Remolins) y donde se erigían las residencias de nobles y caballeros, juristas y mercaderes de éxito. Justo al lado, se celebraba el mercado más importante de la ciudad.

Como el resto de parroquias de la capital, el origen de Sant Joan estaría en una mezquita cristianizada en 1149, que se derribó a finales del siglo XII para construir el templo románico. Este edificio subsistió hasta el año 1868, momento en el que fue demolido a raíz de la revolución de septiembre, aduciendo que amenazaba ruina y a pesar de la oposición popular. Con su aniquilación desapareció uno de los edificios más bellos e imponentes de la ciudad, una pérdida que no se reparó con la construcción del templo actual, cuya primera piedra se colocó en 1877.

Las excavaciones arqueológicas de 1975 pusieron al descubierto los fundamentos del ábside de la iglesia antigua, que hoy pueden visitarse en el subsuelo de la plaza de Sant Joan. A raíz del derribo se pudieron recuperar escasos elementos escultóricos de época románica (ménsulas y capiteles) que hoy se conservan en el Museu de Lleida.

La apoteosis del Bautista. El retablo mayor de la iglesia de Sant Joan de Lleida

El retablo mayor de Sant Joan es la gran obra pictórica realizada en Lleida durante el siglo XV. Dedicado al Bautista, se proyectó para presidir el altar mayor de la parroquia más importante de la ciudad y se encargó a Pere Garcia de Benavarri, un artista con trayectoria reconocida.

En 1455, según una bula del papa Calixto III, ya se había iniciado la obra de carpintería del retablo. El proyecto, parado temporalmente por falta de financiamiento o por la conyuntura provocada por la guerra de Juan II (1462- 1472), no se retomaría hasta 1473, según delata el estilo de los compartimentos, que es cuando Pere Garcia está documentado en Lleida.

Los compartimentos conservados permiten deducir la estructura original del retablo e, incluso, intuir el número de los que han desaparecido: presentaría cinco calles con tres niveles de altura, con un total de quince compartimentos en el cuerpo superior, de los cuales conocemos diez. En la parte baja debía tener una predela con diversas tablas dedicadas a la Pasión de Cristo o con parejas de santos, además de un sagrario y las correspondientes puertas en los extremos. La reconstrucción hipotética del conjunto permite suponer que debía medir, aproximadamente, unos 8,5 metros de altura por 6,5 metros de ancho.

La venta del retablo el año 1678: traslado a la iglesia de Benavent de Segrià

En 1678 la parroquia de Sant Joan de Lleida decidió sustituir el retablo gótico de Pere Garcia de Benavarri por uno nuevo, posiblemente por un cambio de gusto en beneficio de las nuevas formas barrocas.

Así, el 30 de mayo de aquel año, los obreros de la iglesia lo vendían al Consejo Municipal de Benavent de Segrià. El precio acordado para la venta fue de 215 libras barcelonesas, que debían pagarse en varios plazos. Poco después, el 3 de septiembre, se pagaron 700 libras a Joan Grau, escultor de Manresa, por sus trabajos en la obra del nuevo retablo mayor, del cual se conservan dos relieves con el Nacimiento y el Martirio de san Juan Bautista en el Museu de Lleida.

Esta documentación sobre la venta y el traslado de los viejos compartimentos góticos a Benavent de Segrià deja constancia de la vida útil del retablo. Así pues, se conoce el momento exacto en el que se amortizó.

1907: segunda venta del retablo

El 8 de noviembre de 1907 los anticuarios Antoni Marquès y Josep Català ofrecieron a la Junta de Museus cuatro compartimentos de retablo procedentes de 'Miravent, cerca de Lérida'. El día 14 del mismo mes, la Junta adquiría las tablas del Nacimiento del Bautista, la Inscripción del nombre del santo, la Decapitación i el san Jerónimo por 10.000 pesetas y las depositaba en el museo de arte que con el tiempo se convertiría en el Museu Nacional d'Art de Catalunya.

El resto de compartimentos procedentes de Benavent de Segrià se dispersaron.

El dedicado a san Miguel fue comprado, en abril de 1916, por Paul J. Sachs en París, que el mismo año lo vendió a Isabella Stewart Gardner, fundadora del Isabella Stewart Gardner Museum de Boston, donde se conserva actualmente.

El Anuncio del Nacimiento del Bautista en 1925 se encontraba en una colección de Roma, mientras que el de la Visitación, en los años treinta estaba en la colección sevillana del conde de Las Torres de Sánchez-Dalp. De ambos hoy se desconoce la localización. Por el contrario, las tablas del Bautismo de Cristo y el Banquete de Herodes ingresaron en 1956 en el Museu Nacional d'Art de Catalunya procedentes de la colección de Maties Muntadas. La última de las tablas conocidas del retablo es la de san Juan Evangelista, que en 1979 se encontraba en la Galerie Jean Larcade de París y de la cual hoy se desconoce la ubicación.

El proceso de conservación-restauración de los compartimentos del Museu Nacional d'Art de Catalunya

- Restauradores: Núria Prat y Joan Serra (2002), Anna Carreras (2004 y 2011), Àngels Comella (2011)

- Análisis químicos: Núria Oriols

- Radiografía: Àngels Comella, Àlex Masalles, Vicenç Martí

- Reflectografía infrarroja: Mireia Campuzano, Carme Ramells, Núria Pedragosa

- Fotografías: MNAC - Museu Nacional d'Art de Catalunya. Barcelona: Calveras, Mérida, Sagristà

El soporte de las tablas es de madera de pino y está formado por posts verticales unidas a canto vivo y encoladas entre sí. Están reforzadas por travesaños horizontales fijados con clavos de forja -introducidos por el anverso y remachados en el reverso- y encajados en cudornella a un marco perimetral que hoy está incompleto a causa de mutilaciones laterales que han reducido la anchura de las tablas. Las radiografías han confirmado que, con la intención de evitar las grietas o la apertura de las posts y con el objetivo de obtener una superficie uniforme, las tablas se endraparon completamente por el anverso con tela de lino.

Encima del endrapado, se aprecia la preparación blanca tradicional del gótico catalán, de yeso y cola animal, aplicada en dos capas bien diferenciadas en los cortes estratigráficos: una primera más gruesa con partículas de yeso de morfología basta y heterogénea y una segunda encima, aplicada en diferentes manos, de yeso fino con partículas más finas y uniformes.

Sobre la preparación, el artista hizo un dibujo preliminar al carbón que es visible por transparencia en algunas zonas claras o con pérdida de capa pictórica y que se aprecia claramente gracias a la reflectografía infrarroja.

También se observan incisiones que delimitan zonas de dorado, indican el uso del compás y marcan las líneas de la perspectiva o los pliegues de la indumentaria.

Los análisis han permitido verificar la presencia de lípidos y proteínas en la capa pictórica, lo que confirma que hay pigmentos y lacas aglutinados al temple de huevo. El color tiene poco espesor y parece aplicado con rapidez, aunque las estratigrafías muestran un procedimiento experto para conseguir los efectos deseados. Actualmente, un agrietado de envejecimiento profundo reticula toda la superficie de colores frágiles, a menudo alterados por el paso del tiempo o erosionados por intentos de limpieza anteriores. Encontramos dorado bruñido con hoja de oro aplicada al agua sobre bol de arcilla rojizo y, en algun punto, hoja de oro aplicada sobre mixtión o algunos elementos plateados donde la hoja de plata aparece bastante oxidada.