PEANA se complace en presentar Futuristic Flower, una exhibición individual de Leo Marz con la curaduría de Laura Orozco. La inauguración de esta exposición se celebra el 5 de Febrero de 12 a 18 hrs en PEANA.
Futuristic Flower es una exposición sobre la visibilidad y circulación de los objetos cotidianos y de aquellos que devienen del quehacer artístico; y revisa cómo ambos operan y se presentan en el mundo, así como en la sala de exhibición a partir de los lenguajes visuales contemporáneos. La propuesta subraya los puntos de convergencia entre las distintas aproximaciones e intereses que el artista ha desarrollado en sus últimos proyectos, como el legado de la historia de la pintura en nuestro presente, la construcción y ambigüedad de la imagen, así como las implicaciones del display en nuestra forma de percepción.
El interés por la práctica pictórica ha estado presente —de alguna u otra manera— en todo...el trabajo de Marz; desde cuestionar la función del medio dentro de las narrativas cinematográficas, hasta confrontarse con el propio lienzo y producir pinturas de diversas escalas a partir de gestos mínimos y juegos que divagan entre la abstracción y la figuración, así como, la ausencia y la presencia. Su práctica se puede pensar a partir de los cruces entre los referentes históricos o canónicos de la pintura y los lenguajes inestables de los nuevos medios audiovisuales y digitales. Las pinturas de pequeño formato parten de dibujos rápidos de observación, en donde el artista genera variaciones y dislocaciones entre el tradicional bodegón o naturaleza muerta y las operaciones fragmentadas y secuenciadas de la imagen contemporánea. De igual manera, en Amazon Loop de la serie Batallas del display, Marz aísla y extrae el display de la página web de Amazon y lo convierte en una pintura abstracta de gran escala, cuestionando los límites o los diálogos posibles entre la representación pictórica y el diseño gráfico, el fondo de pantalla y el set cinematográfico o teatral, así como, el soporte digital y el canvas.
Si cierras los ojos, desapareces, díptico realizado con acrílico sobre tela, es una traducción que revisa los componentes de la imagen y cómo ésta opera en relación a las interacciones humanas y sociales. La retícula en la obra proviene de un fondo utilizado por aplicaciones digitales como Photoshop para representar la ausencia de información, es decir, la inexistencia de la imagen. El gesto de crear una pintura cuyo sujeto sea la falta de su propia imagen crea una tensión entre presencia y ausencia, que alude al modo binario de representación y transmisión de información dentro de las tecnologías digitales. La traducción de lo digital a la materialidad del lienzo genera una pintura transparente o invisible, privada de su composición aparentemente perfecta basada en el pixel —entidad única de color—, la imagen se crea a partir del cuidadoso pero asimétrico manejo manual que caracteriza al gesto pictórico. La invención de la televisión fue lo que posibilitó el salto entre los lenguajes cinematográficos y los digitales, pues dio lugar a la señal electrónica y por ende a la construcción de la imagen a través de barridos de información que se configuran verticalmente (de arriba hacia abajo), lo cual deviene en una imagen aplanada debido a su imposibilidad técnica de profundidad de campo y así la entrada masiva del close up, la cual es apropiada por las lógicas de las tecnologías digitales como imagen primaria de uso para observar, registrar e interactuar. La pieza es también una selfie en movimiento, y la diferencia entre cada una de las piezas que componen el díptico es el casi imperceptible cambio que implica el parpadeo.
El tema de la ausencia está presente también en las esculturas de la muestra. Rolling Chair Mat (for Hardwood Floor), es una copia realizada en vidrio de un tapete para silla de oficina, Twin Double Spoon Rest es una escultura de bronce de un soporte para cuchara doble.1 Realizada a partir de la reproducción de un objeto comprado a traves de Amazon, esta pieza parece un petalo en descanso sobre una asta de color verde croma. Más que “estar”, la obra “aparece”. El soporte green screen funge como nota al pie, e insinúa que la imagen de esta pieza no está terminada, ya que ese espacio verde croma va a ser reemplazado por algo más, y “en realidad” el objeto está flotando en el espacio a cuatro metros del suelo. Por último en la lista de objetos tridimensionales se encuentra Yoga Swing Bracket, una imitación en bronce de un soporte para pared reforzado para cuerdas de suspensión.2 Las tres obras provienen de objetos que fueron producidos para posibilitar la existencia de algo más. Podríamos decir que son fondos de pantalla, pintura green screen, retículas de Photoshop, seres dependientes. ¿Qué sucede si estos “nada” se convierten en “algo”? ¿Para qué existen ahora? ¿Les otorga el estatus de obra de arte o de monumento una autonomía nueva?
La condición de los objetos —así como lo ha sido la naturaleza— como sujetos de apropiación por el hombre, es evidente a través de la historia del arte. Ejemplo de esto son los bodegones, los paisajes, y demás motivos que han sido pretextos de producción pictórica al servicio del placer visual humano. Sin embargo, también han existido otras aproximaciones. En 1949 se estrena la película Late Spring del japonés Yasujiro Ozu. En la película encontramos una toma larga y fija del entorno doméstico, en donde vemos una vasija, un tapete, una ventana y las sombras de plantas reflejadas en la pared. En este contexto, un tiro cinematográfico con estas características que no muestra “nada” es sumamente inusual. Carece de sentido el suspender o prolongar el tiempo dentro de las lógicas económicas del cine para no avanzar dentro de la narrativa. Este dato nos sirve como introducción a la obra central de la exposición en cuestión. A partir de la intervención a la pared de la galería, Marz dialoga con la historia de la representación cinematográfica y la traslada a la práctica pictórica a través del muralismo, con una pieza que avanza en otra velocidad y juega con la variación de escalas lo cual confunde nuestra mirada, presentando una escena que pareciera ser observada por alguien no humano.
A modo de espejo, la obra indaga en cómo experimentamos el tiempo y los espacios. Nos muestra esa diferencia y tensión entre lo “real” y su representación en los medios audiovisuales. A su vez, hace uso de una escena en donde pareciera no suceder nada, de tiempo negativo o perdido; nos da un momento de realidad, pues la vida está llena de momentos suspendidos, de tiempos congelados, de espacios cargados de acciones pasadas. El dibujo realizado con carboncillo es el resultado de la superposición de dos espacios, el doméstico y el del museo, en los cuales a través de un ejercicio de edición —de eliminación de elementos— el artista pone en conflicto la traducción exacta de los sujetos y objetos. Una pintura laberíntica, que nos remite al aparato digital y las lógicas del hipervínculo. La pieza se transforma a través del tiempo, es una imagen en proceso que a partir del cambio mínimo invita a mirar con más detenimiento aquello que parece apacible, cotidiano o inamovible.
Entrada actualizada el el 27 may de 2022
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