Esta obra supone una aproximación particular a un mundo que pertenece a la memoria emocional del artista y para la cual el mismo intenta no hacer un planteamiento ni distante ni nostálgico.

Pozo Carrio es la mina, aun activa, situada en el término asturiano de Pola de Laviana donde trabajó toda su vida el abuelo de Ángel de la Rubia. El acercamiento que plantea el autor lo podemos definir como poético documental, en el senado que está utilizando el recorrido fotográfico como excusa para plantear cuestiones que van mucho más allá de lo que normalmente pueden encontrarse en los reportajes fotográficos que analizan temáticas y situaciones como pueden ser la persistencia de ciertos oficios o ciertas situaciones ancladas en estructuras pasadas.

Ángel de la Rubia no se ha acercado a la mina para ... inmiscuirse en el trabajo de los obreros y buscar imágenes bellas o efectistas y mucho menos esos instantes precisos que busca el fotoreportero ávido de dramatismo y buena composición. Lejos de ello, la mirada que se desprende de estas fotos es extraña y se sitúa en el ámbito del homenaje a una atmósfera que en cierto sentido le pertenece pero que sin embargo encuentra absolutamente lejana. Y hablo de homenaje pues es eso lo que parece ir buscando el artista cuando plantea un diálogo entre el concepto de trabajo en el que se desenvolvía su abuelo y en el que se desenvuelve él. Dos vidas no tan lejanas y dos mundos absolutamente diferentes, entre concepciones completamente distintas de los parámetros de vida y resolución de la misma. Esfuerzo físico y esfuerzo intelectual-emocional confrontados ahora en el marco de una impoluta galería de arte que sirve de altar.

Con Galería, el artista de nuevo hace una obra en la cual vuelve a cambiar los elementos constructivos formales. En esta ocasión fotografías borrosas conviven con nítidas imágenes de gran formato e incluso dibujos inspirados en estos espacios y formas de vida.

Con esta obra centrada en la mina de sus ancestros, Ángel de la Rubia continúa en la consecución de un discurso absolutamente coherente y desgraciadamente raro dentro del panorama artístico español. Sus anteriores amplias series centradas en la documentación de los desenterramientos dentro de la reconstitución de la memoria histórica reciente española, o su acercamiento a una guerra cercana y europea como fue la de los Balcanes, junto con este trabajo en el que lo particular vivencial sustituye a la tensión y dramatismo implícitos en las otras temáticas, lo sitúan como uno de los pocos artistas que trabajan directa y literalmente temas sociales. Y es algo curioso que hoy en día nos llame la atención una actitud como la suya, que nos sorprenda que haya artistas que trabajen plantándole cara al dolorola injusticia en el mundo actual.