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Pablo Palazuelo consideró siempre el trabajo sobre papel como parte absolutamente fundamental de su creación. Sin ésta, que se divide en diferentes series (llamadas por él familias), es absolutamente imposible comprender el proceso creativo del artista cuyo trabajo siempre giró en redor de las investigaciones sobre este soporte y la concesión de importancia capital al dibujo y las familias de formas. Son, pues, sus papeles parte principal de su corpus.

Palazuelo mostró siempre especial atención al soporte y ... al medio de expresión. Así encontramos grafitos varios, diversos tipos de tinta (china, etc.), gouaches y hasta bolígrafo aplicados sobre los manteles de los restaurantes y cafés que el artista frecuentó al poco de llegar a París (y que, recortados con sumo cuidado quizá siendo consciente de la importancia que tenían, han permanecido inéditos hasta esta muestra), a papeles Arches (rough o soft, como en ocasiones el propio Palazuelo anota meticulosamente en los enveses), Ingres, R. de Baso LLF.

Particularmente interesante es ver que a la misma altura que el Palazuelo creador de mano firme y certera, encontramos (como parte del mismo) al Palazuelo aparentemente inseguro, que llena sus obras de maravillosos pentimenti que corrigen, borran, se superponen o colorean y retocan una y otra vez sus papeles pintados hasta considerar, por fin, la obra terminada y firmada; hasta tal extremo llega el artista, que en multitud de ocasiones la firma también se borra y corrige, sustituyendo en ocasiones la simple inicial con la firma del apellido completo. El pentimento en la obra de Pablo Palazuelo es tan importante como la obra acabada ya que forma parte consustancial de la misma: lo que no vemos (pero que existe) es tan importante como lo que finalmente vemos. Los arrepentimientos son fruto del mirar y repensar una y otra vez el trabajo hasta darlo por bueno. Sin estos, la obra en tela no tendría, sin duda alguna, esa presencia rotunda; pues de esas aparentes inseguridades (en realidad re-pensamientos) surge, segura, la obra de mayor formato, que no de mayor empeño.

La exposición, que se acompaña de un catálogo con un texto inédito del artista fechado en 1996, se ha realizado con el concurso y apoyo entusiasta de la Fundación Palazuelo.

Causa, por último, especial emoción la exhibición del último de los dibujos que realizó con casi 92 años, testamento del extraordinario artista que es Pablo Palazuelo de la Peña.