El proyecto Herejías de Pedro Meyer es una retrospectiva de uno de los artistas más innovadores del mundo conformada por cinco décadas de obra fotográfica. La exposición que se inaugura en octubre de 2008 de manera simultánea en 100 museos del mundo será una innovación en la manera de exhibir obra fotográfica en el futuro. Dos cuestiones surgen de los planteamientos museográficos: ¿qué es una exhibición fotográfica hoy en día? ¿cómo serán en el futuro?

Pedro Meyer emprende un proyecto en el que todas sus imágenes están en línea y son expuestas haciendo uso de los medios electrónicos. Facilita la ruptura de los límites de lo que hoy en día es una exposición fotográfica a través de la presentación de impresiones de gran formato junto a nuevos elementos tecnológicos como las galerías digitales multimedia que integran texto, imágenes y audio; la utilización del iPhone y el iPod para ... la descarga de videos y audio; la interactividad entre los museos participantes así como entre los museos y sus visitantes.

Herejías permite una reflexión profunda sobre el uso de la tecnología con fines de investigación y difusión de los archivos fotográficos y un extenso análisis de la fotografía desde su constante desarrollo tecnológico hasta su impacto social. Más de 300.000 imágenes de procedencia tanto análoga como digital, y cerca de 2.500 documentos, se han puesto en línea y relacionado entre sí.

Su famosa afirmación de que toda fotografía, tanto las manipuladas digitalmente como las que no lo están, son tanto verdad como ficción, le ha valido la etiqueta de 'Hereje' dentro del mundo ortodoxo de la fotografía documental. De aquí el origen del título, Herejías: una restrospectiva de Pedro Meyer. Nos brinda innumerables vías para llevar a cabo selecciones y ordenamientos de su profusión de materiales, Herejías se sustrae a toda lectura concluyente; no es el ordenamiento final de una larga trayectoria creadora. Su tiempo no es el de una historia que revela una verdad pasada, sino el de la promesa de un conocimiento siempre por venir.

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Las imágenes de esta exposición son un constante ir y venir, no se pueden apreciar desde una sola perspectiva, hay que entenderlas como un discurso abierto y susceptible de ser analizado; hay tres aspectos fundamentales para su observación: el individuo, la sociedad y la representación.

México es el hogar de Pedro Meyer y ahí ha realizado más fotografías que en cualquier otro lugar del mundo. Más de 80.000 imágenes, una visión de un país que debe contemplarse más que intentar entenderse. Sus fotos nos muestran el carácter de vidas muy alejadas de la normalidad, de lo establecido, algunas marcadas por las exigencias de la supervivencia económica y cultural. El carácter histórico de este conjunto es innegable. Está tanto en las tomas de la Ciudad de México como en varias regiones del país; desde los experimentos iniciales, a mediados de los años cincuenta, hasta los más recientes; en las imágenes en blanco y negro, a color, o digitales. Por ejemplo, la mixteca (Oaxaca, Mexico) vibra y seduce porque es un paisaje del ser cotidiano -tierra y agua, espiritualidad, trabajo y búsqueda-, sólo que en aquella latitud.

También documentó momentos tan impactantes como los seismos de 1957. "Documentamos la catástrofe para insistir en que a pesar de ser frágiles y susceptibles, seguimos presentes, aquí y ahora." La labor aquí de un fotógrafo que registra los eventos para analizarlos e integrarlos en la historia que continúa su camino. En varias de estas fotografías la estética y el suceso se entrelazan y eso sorprende y desconcierta. Quizá sea porque Meyer, ante la catástrofe, es contundente, sincero y perspicaz. La fuerza de sus imágenes parece de igual magnitud a la del terremoto y sus estragos. La ciudad abatida pero también la vida que continúa.

Otra clave para comprender su trabajo es viajar y fotografiar, dos acciones que van unidas desde el siglo XIX cuando los fotógrafos cargaron con equipos pesados y cuartos oscuros portátiles. La fotografía es desde entonces una forma de captar el mundo y preservarlo. Meyer recorre su país ávidamente para detectar motivos fotográficos, dominando los recursos de género y técnicos, no persigue un panorama homogéneo; la suya es una documentación casi etnográfica sobre condiciones cotidianas diversas, revela caminos desérticos, accesos para llegar a California, Arizona, Texas o Nueva York. Igualmente muestra las peripecias de los migrantes: una multiculturalidad que circula en los espacios cotidianos y deja su presencia.

Pedro Meyer desafió lo icónico de cualquier visión oficialista del país, construyó un discurso reacio al entusiasmo fácil o demagógico. Vio incisiva y creativamente ciudades de metal, paisajes de tierras y cielos. Imágenes sobrias y elegantes.

Es en lo cotidiano, en lo colectivo pero íntimo, donde reside la desafiante naturaleza del trabajo de Pedro Meyer. Una habilidad consumada para visualizar la intensidad e incalculable diversidad de la vida humana, que de otra manera quedaría oculta.