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Historias de A. presenta diez obras compuestas por once artistas, en las que los animales, inocentes y crueles, las máscaras que nos prestan y ciertas actitudes comunes regidas por la necesidad producen ciertas revelaciones. Los artistas a través de: videos, instalación que mezclan video y esculturas, dibujos, fotografía, esculturas, utilizan las metáforas de los animales para decir cosas del ser humano.

Se presentan artistas muy reconocidos, iconos del arte contemporáneo como: Mike Kelley, Peter Fischli & David Weiss, Rodney Graham, Ugo Rondinone; otros reconocidos pero no tan conocidos en América como: Michel François, Marine Hugonnier, Abigail Lane y artistas emergentes como: Marcos Castro, Emilio Valdés y Carlos Huffmann. Al respecto Michel Blancsubé comenta: En Historias ... de A. Hay un enfoque sobre animales o comportamientos animales. Historias de A. es entonces Historias de A(nimales) pero también Historias de A(rtistas) Historias de A(rte). Me parece que el arte es muy narrativo hoy en día y me gusta contar historias o escuchar historias que otros me cuentan. Histories d'A es el título de una canción de los Rita Mitsouko. Hay un sonido de guitarra en la pieza de Marcos Castro y música en la instalación de Kelley. Me gustan las referencias a la música en relación con esta exposición. Historias y música son inseparables.

Al igual que las historias de amor cantadas por Les Rita Mitsouko, las historias de animales también terminan mal en general. La historia se repite, idéntica, desde la noche de los tiempos, depredadores y víctimas, siempre enzarzados, sin tregua ni descanso.

Historias de A. no pretende dar respuesta a la interrogante jamás resuelta, aunque periódicamente planteada, acerca de qué distingue al hombre del animal. Supuestamente, el segundo carece de conciencia e ignora el uso de la razón. Se dice que vive sólo en el presente y que presenta una especie de imposibilidad genético-psíquica para proyectarse en el futuro, cualquiera que éste sea, próximo o lejano. Que tampoco estaría al tanto de la muerte que le espera, etc.

Basta con escuchar las noticias del mundo habitado para dudar a veces de que el hombre sí tenga uso de razón. O más bien, para que la razón a la que tanto dice encomendarse nos parezca a menudo bastante poco razonable. En lo que a la conciencia se refiere, ya se sabe: cada quien con la suya.