Coincidiendo con la inauguración conjunta de las galerías madrileñas para la próxima temporada, y enmarcada en el evento Apertura 2011, la Galería Heinrich Ehrhardt presenta la primera exposición individual del artista Kiko Pérez (Vigo, 1982).
A pesar de su juventud, a lo largo de estos últimos años el trabajo de Kiko Pérez (quién ya participó en la exposición colectiva En la cuerda floja, celebrada en la galería en el año 2009-2010) ha gozado de un poderoso impulso y una extensa difusión a través de intervenciones, proyectos y exposiciones de distinta índole tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
En esta ocasión, mediante una gran escultura, un mural y diversas variaciones en papel, el artista propone una mirada desinhibida sobre los materiales, las técnicas y las formas, sus usos convencionales y sus supuestas reglas, así como sobre los distintos tipos de factura y acabado que aplica a sus obras en función...de su naturaleza. Bajo el título hola-por favorgracias-hasta luego, que alude al cliché de las relaciones sociales y la facilidad que existe para reducir cualquier cuestión al estereotipo, Kiko Pérez altera la rigidez e invierte los valores de algunos de los presupuestos estéticos imperantes en la historia de la modernidad.
Sus composiciones geométricas que remiten directamente a elementos cotidianos utilizados ahora como fuentes artísticas tales como puertas de garajes, banderas, mapas, esquemas, planos, marcas y logotipos, terminan por alejarse del modelo original mediante recursos formales que dotan a la propia figura y al material utilizado de unas características imprevistas en la representación canónica de lo que se entiende como abstracción geométrica. De hecho parece inevitable aludir al minimalismo o a la vanguardia soviética a la hora de contemplar su obra, pero frente a la fría factura industrial del minimal y lejos también del carácter dogmático del suprematismo o el prounismo, Kiko Pérez produce artefactos de inusitada calidez.
Los ensamblajes de listones de madera, los múltiples estratos de esmaltes sobre delicadísimos papeles, las urdimbres geométricas desplazadas y flotantes realizadas en aquaplast, los juegos tonales, cinéticos y ópticos y las texturas artesanales, vienen dados por un proceso afectivo en el cual el artista se apropia de aspectos formales de la realidad cotidiana que mediante una pausada destilación se convierten en objetos. Y así, las mezclas inconscientes de formas y colores que desde la observación Kiko Pérez descubre en lo que le rodea, producen una cosificación del gesto y del trazo en donde lo objetual (aspecto esencial de su obra) conlleva también una reciente predisposición a lo efímero y etéreo. Porque sus composiciones geométricas, hasta ahora más constructivistas y contundentes pero últimamente más fluidas y orgánicas, plantean desde el humor sutiles modificaciones que trasladan ciertos conceptos viciados del arte contemporáneo a un nuevo contexto. Ese que reubica la forma en otros espacios; ese que ocupa un lugar (a)histórico; ese que descubre la existencia de una forma no alienada por la mirada del discurso hegemónico. Y en definitiva, cuando las referencias están ya demasiado trilladas y todo se restringe al estereotipo, la mirada perspicaz y aguda de Kiko Pérez nos descubre las aristas de un discurso que se nos antoja ya plano y agotado.
Entrada actualizada el el 26 may de 2016
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