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Victorio Rodríguez Gómez nace en Arenas de San Pedro (Ávila) el 20 de marzo de 1930. De 1952 a 1958 cursa los estudios de Bellas Artes en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), logrando el premio El Paular al final de su carrera. En 1959 se traslada a Brasil. Será allí, en la ciudad de Río de Janeiro donde, en la década de los años 60, funda la Galería Arenas. En 1973 inaugura en Brasilia la Asociación de Artes Plásticas. En el seno de esta asociación, el artista abrirá bajo el nombre Victorio su ... propia galería de arte, un espacio utilizado como trampolín en la promoción de innumerables pintores noveles. En 1975 regresa temporalmente a España, para hacerlo de manera definitiva en el año 1977.

A lo largo de su trayectoria artística, este insigne artista abulense ha mostrado su talento en varias exposiciones individuales. Así, entre 1960 y 1975 las ciudades brasileñas de Sao-Paulo, Río de Janeiro y Belo-Horizonte fueron testigos de sus creaciones. La obra de Victorio es inspirada, honesta, de entrañable y recia belleza, un universo de creatividad que también ha podido apreciarse en las ciudades venezolanas de Maracaibo y Caracas además de en la variopinta ciudad de New Orleans.

Según la crítica, Victorio es sobre todo pintor, pintor en mayúsculas, pintor de lo cotidiano, de lo pequeño, pero también de lo insólito, de lo simbólico, de lo grandioso. Lejos de cenáculos y comadreos, la obra de este abulense refleja su amor por la pintura. Un talento consciente y ansioso por siempre quiso ir un poco más allá.

Su pintura se caracteriza por la elocuencia de un lenguaje expresamente plástico, por sus cálidas tonalidades, todo en su obra parece enfrentarse con la realidad de un mundo que escapa a la visualidad común. Maestro del dibujo lineal, Victorio sustenta siempre la misma belleza extraña de los materiales, en la forma de sus colores y las líneas de su trazado.

En los cuadros de este artista aparecen claramente la angustia, la ansiedad, el sufrimiento, la desorientación y el caos, todo bajo un tamiz narcisista. Con maestría y autenticidad, según Francisco Ansón, Victorio Rodríguez Gómez ha pintado, quizás como no lo ha hecho ningún otro artista, esas características existenciales de la angustia, la depresión y el sentido de la vida, del dolor y la muerte. Por todo ello -manifiesta Ansón- Victorio merece entrar por derecho propio en las páginas de la historia como el maestro que ha comunicado, con la creatividad y belleza de su pintura las vivencias más originales y propias de los hombres y mujeres de la segunda mitad del siglo XX.

Victorio Rodríguez Gómez es uno de esos españoles intercontinentales que aún siguen siendo desconocidos en su país de origen, en su tierra. Él supo ser español siempre, entendiendo el término, en su universalidad completa.

El homenaje a este artista engloba varias exposiciones en Arenas de San Pedro: Sala de Exposiciones de Caja Ávila, Sala de Exposiciones de la Fundación Marcelo Gómez Matías y Casa de la Cultura «Josefina Carabias».