Que va dejando el caminante, meandros que trazan los dedos en la arcilla, impresiones que deja la palma de la mano previamente teñida, marcas que deja el molde de fibras vegetales entretejidas en la superficie del cacharro de barro una vez sometido al fuego …, primigenio asombro de la conciencia que se proyecta, se descubre y crece.
Incisiones que se convierten en grafía y símbolo; incisiones repitiéndose en una superficie como huellas indelebles de la conciencia desplegándose en el tiempo.
Así surge el grabado: conjunto de incisiones que por distintos procedimientos y soportes, la búsqueda del grabador va labrando en la plancha o matriz. La elaboración de la plancha es mundo de posibilidades, técnicas y plásticas, en cuya exploración se sumerge con infatigable afán.
Y la estampa, huella que por la sensibilidad del entintado y la acción del tórculo la plancha imprime en el papel, desvelando el resultado de aquella exploración. Huellas de...ideas, pensamientos, emociones, sentimientos, sueños…
Las huellas imprimiéndose una a una, entran a formar parte de la lejana perspectiva hecha camino. Asombro siempre renovado.
“...os amo grabadores y comparto vuestra emoción cuando eleváis a la luz todavía húmedo y delicadamente tomado con la yema de los dedos, un pequeño rectángulo de papel recién salido de entre los cilindros del tórculo.
Esta estampa, este recién nacido, hijo de vuestra paciente impaciencia, (pues el ser artista no se puede definir más que por contradicciones), lleva un mínimo de Universo, Nada, pero esencial, ya que supone el todo de la inteligencia…” Paul Valéry.
José Manuel Chamorro
Entrada actualizada el el 02 nov de 2017
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