Esta exposición reúne cinco colecciones: óxidos, garabatos, tendales, pedreros y paisajes interiores.

Todas ellas están realizadas con técnicas distintas (mixta/tabla, collage, infografía…) en las que los protagonistas son el color, la textura y el contraste lumínico.

Toda la obra se identifica dentro de una poética informalista y experimenta el material como un conjunto de valores plásticos, evocadores y provocadores.

En el caso de los óxidos y los pedreros el cuadro actúa como un 'muro' como superficie que presenta y padece el transcurso del tiempo.

Se utilizan varios materiales: pigmentos naturales, polvo de piedra pómez, cementos, barnices, óleos, clavos, alambres… que se erosionan, arañan, desconchan hasta crear en la superficie un mundo propio. Esa superficie se vuelve entonces espacio de vivencias y sentimientos.

El azar y la voluntad describen la accidental orografía de los cuadros. Las infografías están basadas en collages en los que hay un predominio de la libertad cromática y expresiva dentro del campo ... de la abstracción.

Toda esta obra es en cierto modo autobiográfica, basada en experiencias infantiles relacionadas con la infancia de la autora en el barrio del Natahoyo de Gijón.