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La riqueza cultural de un país, una comunidad autónoma o incluso de una ciudad deriva de un conjunto de influencias de la historia y del presente de culturas diversas, de un diálogo y también de la contraposición entre lo autóctono y lo alógeno, siendo el arte balear uno de los mejores ejemplos de ello. Islas sin fronteras es una exposición que se ha propuesto llevar el arte balear al mundo, de la mano de seis artistas, Josep María Alaminos, Jorge Azri, Guillem Crespí Alemany, Xavier Llull, Toni Mandilego y Velcha Velchev, algunos de ellos nacidos en las Baleares o en otras comunidades autónomas, y otros de origen extranjero que han convertido las islas en su casa, su lugar de trabajo y su fuente de inspiración. Como nos indica el título de la exposición, es un arte libre, abierto que no entiende de fronteras, abierto en ambas direcciones. Ni el lugar ni la fecha elegidos para mostrar esta exposición en la ciudad de Berlín han sido casualidad. Los artistas han querido, a través de sus trabajos, contribuir a la celebración del 20 aniversario de la caída del muro de Berlín, dejando así un testimonio de su voluntad de apoyar un mundo sin fronteras, tanto ideológicas como físicas. Así las pinturas y las esculturas presentadas son una selección de obras que conviven armónicamente, al tiempo que se individualizan a través de los lenguajes utilizados por cada artista y de su historia personal, profesional y proyección de futuro.

Tanto la pintura como la escultura del artista Josep María Alaminos, nacido en Granada y residente en Mallorca desde 1972, gira entorno a la figura humana como ser abierto al diálogo y al entendimiento que es capaz de eliminar todas las fronteras incluido las que existen en nuestras mentes. Las pinturas se explican por sus títulos como Words, Borders, Cosmos o Minds, y por los símbolos llevados a la pluralidad que en ellas se incluyen. Personas con los brazos abiertos en actitud de apertura y siluetas de la cabeza humana representando la mente, el pensamiento. Las figuras se presentan en blanco y negro, positivo y negativo, ambos complementarios y necesitados el uno del otro para existir.

De la mano del pintor sirio Jorge Azri, afincado en Mallorca desde hace más de veinte años, los paisajes urbanos de las ciudades Berlín y Palma se fusionan al tiempo que se rompen de manera abstracta utilizando formas varias en obras diferentes. La franja roja y la técnica del transfer son aplicaciones frecuentes que ayudan a romper con la paleta cromática y con la tradición. Los cubos, pintados en todo su perímetro, permiten salir del cuadro, invadir el espacio físico y ampliar la perspectiva tanto a nivel visual como a nivel conceptual. Así los cubos son una continuación del cuadro manteniendo la línea cromática y el motivo, transmitiendo así el ambiente ciertamente melancólica y poético de sus grandes urbes.

Las pinturas y esculturas parecen cobrar vida en la obra del artista mallorquín Guillem Crespí Alemany. Su interés por el objeto consiste en representarlo tal y como lo ve y desdibujarlo o desdifuminarlo a su manera para luego volver a componer la forma figurativa. A través del acrílico y tinta japonesa muy aguadas los instrumentos varios como un piano, violines o un violonchelo pierden su rigidez y pesadez y se transforman en objetos ligeros, curvados y elásticos. Con el dripping consigue que sus pinceladas, tanto sobre papel como sobre lienzo, sean muy libres. Las esculturas de hierro siguen el mismo proceso cuando el duro y frío metal se convierte en líneas curvadas y suaves con mucho movimiento.

Las esculturas que el artista palmesano Xavier Llull lleva cincelando desde hace muchos años están hechas de una manera muy arcaica. Aunque no renuncia a las técnicas moderna, sus esculturas nacen a través de un método de trabajo muy personal, de la forma más primitiva que se ha hecho siempre. Partiendo de una idea mental experimenta con cualquier tipo de piedra natural. En su obra mezcla lo figurativo con lo abstracto inspirándose con frecuencia en otras civilizaciones del mediterráneo o del continente africano. Sus figuras alargadas encuentran su fuente de inspiración en las máscaras de los pueblos fang que ya cautivaron la atención de artistas de las primeras vanguardias del siglo XX.

El pintor y escultor mallorquín Toni Mandilego busca nuevos caminos expresivos para fusionar la escultura con la pintura abstracta, matérica y rica en elementos que llevan a una variedad de sugerencias. Explora el comportamiento de la luz sobre materiales que harmonizan entre ellos como el hierro, la piedra, el vidrio, el acero o la madera. Un alquimista que realiza la unión de los contrarios. Fascinado por la sutileza de la curva y la contundencia de la recta introduce elementos de la escultura en la pintura y viceversa. Su interés por la arquitectura se manifiesta en la definición de una continuidad entre las 3 dimensiones y el plano hasta llegar a una metamorfosis, esculturas planas y pinturas casi tridimensionales.

El artista de origen serbio Velcha Velchev, afincado en Mallorca desde 1991, se sumerge en su interior para alejarse de lo ya conocido y traspasar fronteras hacia la exploración de nuevos dominios y territorios desconocidos, llevando su escultura hacia una evolución imparable. Convierte materiales tan duros y destinados inicialmente al mundo industrial como el hierro, el plomo o el estaño en composiciones casi pictóricas, desafiando y rompiendo las fronteras entre la escultura y la pintura. El movimiento, color, luz, tiempo y espacio son los conceptos en los que se basan sus esculturas espaciales que tratan de alcanzar un equilibrio formal entre el espacio real y el espacio ilusorio, abriéndose a nuevas interpretaciones.