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Conocido por sus fotos en blanco y negro de formato mural, Jeff Cowen se ha distinguido de los demás fotógrafos contemporáneos por mezclar la fotografía documental con diversos elementos pictóricos. Para él el trabajo de revelado es sólo el primer paso hacia algo desconocido que a menudo le lleva a incorporar elementos del collage y la pintura. Incorporando un fuerte sentido formalista a toda su obra, juega a menudo ... con la repetición de las imágenes y las tomas dobles.

En cada pieza tiene que haber una estructura formal y unas cualidades estéticas iniciales, y cada composición fotográfica ha de funcionar en primer lugar como una abstracción sobre la que se puedan trabajar los detalles. Todo para acentuar la tensión de la imagen pero siempre tratando con los temas de la belleza, la fealdad, el amor y el desamparo del ser humano.

Interesado siempre en lo que las fotografías no son, frente a lo que son, y en el deseo de trascender el momento en la búsqueda de la eternidad de ese propio instante, cada fotografía tiene que funcionar como una entidad propia, y única, y todas ellas suponen un intento de que tiempo y espacio crucen determinadas barreras.

Las mismas barreras que el artista borra al rascar las superficies fotográficas, al romper las imágenes y unirlas de nuevo para dotar a las fotografías de un cuerpo y una dimensión diferente.