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La vinculación entre arte contemporáneo y cómic, de una manera superficial, se ha querido ver únicamente circunscrita al arte Pop y sus apropiaciones, reduciendo las posibilidades expresivas de un medio, el cómic, que de la misma manera que el cine o la fotografía, posee una gramática y una estética diferencial, susceptible de ser aplicada como material cultural, como escritura o como medio de expresión al actual campo expandido ... del arte.

Transcurridos más de 50 años desde la aparición del Pop, la distancia temporal generada nos permite, en la actualidad, releer la relación entre cómic y arte bajo otra perspectiva, es así como resulta apremiante reivindicar nuevas genealogías a las que incorporar otros autores y otras obras, provenientes tanto del mundo del cómic, propiamente dicho, como del mundo del arte contemporáneo, para acabar definitivamente con algunos malentendidos que aún se producen.

Por un lado, la tradición del cómic experimental de autor, surgida del 'underground' estadounidense en los 60 y prolongada a través del punk y la postmodernidad, ha hecho que el cómic madurara como medio, definiendo un espacio crítico e independiente que le ha permitido emanciparse de la industria e identificarse con un tipo de producción más artística, representada por autores como Crumb, Spiegelman o Ware.

Por otro lado la recuperación o incorporación reciente de figuras como la de Jess y sus 'desmontajes' de Dick Tracy, Oyvind Fahlstrom, con sus collages e instalaciones, los experimentos conceptuales de Lawrence Weiner y Matt Mullican, la defensa que efectúa del medio Dan Graham, la metanarrativa de Martín Vitalitti o las manipulaciones de Ilan Manouach, entre muchos otros, han permitido implementar mediante nuevas estrategias derivativas, el espacio discursivo que el cómic ocupa dentro del arte contemporáneo, acercándolo a las prácticas post-conceptuales que actualmente definen gran parte de su producción actual.

El caso de Jochen Gerner (Nancy, 1970) es en cierta manera paradigmático de lo apuntado. A lo largo de su trayectoria ha desarrollado un trabajo que ha transcurrido entre el cómic experimental y el arte contemporáneo, un espacio único influenciado por ser miembro de OuBaPo.

OuBaPo es la contrapartida dentro del mundo del cómic de OuLiPo ('Ouvroir de Literature Potentielle') el Taller de Literatura Potencial del que formaron parte Raymond Queneau o Georges Perec en los 60 y que planteaba, a partir de diferentes constricciones o limitaciones, ampliar las capacidades experimentales y creativas del medio literario.

OuBaPo ('Ouvroir de Bande Dessinée Potentielle', en castellano Taller de Historieta Potencial), fue fundado en Francia en 1992 por el crítico Thierry Groensteen y algunos miembros del colectivo editorial L'Association, como Killoffer o Lewis Trondheim, al que posteriormente se adheriría Jochen Gerner. A lo largo de más de 20 años de trayectoria han ido ofreciendo diferentes propuestas que constituyen en su conjunto un modelo de gramática deconstructiva del cómic. Un diseccionado de sus capacidades expresivas y conceptuales que establece las bases para abarcar desde un punto de vista crítico y práctico nuevos espacios, temporalidades y asociaciones, que permiten, como en el caso de Jochen Gerner, acercar la historieta al mundo del arte contemporáneo.

Sin denostar toda su interesantísima producción encajada en formatos más vinculados a la historieta gráfica, la presente exposición muestra una pequeña selección de su obra acompañada con un conjunto de publicaciones que permiten adentrarse en su práctica artística más experimental.

Una selección que en gran medida responde a una de las constricciones 'oubapianas' derivada del détournement situacionista. Aquella que en lugar de sustituir los textos de los bocadillos, se plantea modificar las imágenes de las páginas impresas, entintándolas de nuevo, produciendo un extrañamiento de la imagen y el mensaje del cómic original.

Esta estrategia tiene su origen en una de las obras fundacionales de Gerner: 'TNT en Amérique', su particular détournament de la obra de Hergé, 'Tintín en America'. El artista cubrió de tinta las páginas de todo el cómic, reservando algunas áreas de color bajo la forma de pictogramas que en su conjunto revelan un nuevo relato. Una 'noche americana' que se inspira en la obra de Hergé para mostrar la violencia que atraviesa de forma omnipresente la cultura estadounidense.

La estrategia de re-entintado o enmascarado, también la ha utilizado Jochen Gerner en otras series, interviniendo además de cómics, postales, mapas, o catálogos de IKEA, convirtiéndose en una especie de geógrafo de la imagen impresa, necesitado de crear sus propias normas que le permitan extraer una nueva lógica de cada imagen a la que se enfrenta, dibujar un nuevo mapa para entender y ver el mundo de otra manera. O como afirma él mismo, mostrar 'la posibilidad infinita de relaciones que existen entre la palabra y la imagen'.

La exposición la completan un conjunto de publicaciones que tocan algunas de sus principales obsesiones. En el anti-manifiesto 'Contre la Bande Dessinée' ilustra y hace repaso de todos aquellos comentarios que diferentes medios y desde diferentes disciplinas se han vertido en contra del cómic. En 'Branchages' se recoge a modo de diario todos los dibujos realizados por Gerner mientras hablaba por teléfono entre 2002 y 2008. 'Grand Vitesse' retrata la velocidad de un viaje en TGV a partir de los paisajes que se observan desde la ventana. 'Panorama du Froid', contiene postales de diferentes ciudades intervenidas para que parezcan paisajes glaciales. En 'Abstraction' entinta un cómic sobre la segunda guerra mundial hasta reducirlo a una secuencia de palabras acompañada de elementos abstractos. Finalmente 'Panorama de Feu', reúne casi 50 cómics de guerra de los años cincuenta, sesenta y setenta, reducidos a su mínima expresión, mostrando ciertos aspectos del imaginario que marcó la guerra fría.