Jorge Izquierdo es un pintor joven que tiene una gran personalidad y un gran potencial.

De carácter intimista por su temática y por su composición -en la que destacan la matización del color y la riqueza de los empastes- demuestra un gran dominio del dibujo. Sus cuadros están llenos de dulzura y un cierto quietismo reforzado por las composiciones sencillas que vuelven la escena sosegante aunque paradójicamente también inquietante: intriga el hecho de que no plasme sus figuras y objetos en un contexto, o mejor dicho, los plasme en un contexto atemporal y "a-espacial". Así, encontraremos cuadros de personajes que, ensimismados, caminan hacia no se sabe muy bien dónde, delicados pajarillos sobre un fondo rojo en lo alto de una rama de la que no se ve ni el tronco principal del que sale, otros animales como perros y gatos, y figuras de mimos y payasos sobre fondos dorados.

Crea sus fondos ... a partir de pan de oro, madera o latón oxidado que le sirven de soporte a su pintura. Y es que Jorge ha sabido asimilar las nuevas tendencias, las nuevas tecnologías y las nuevas materias primas desarrolladas por la industria convirtiendo su taller en un verdadero laboratorio de experimentación. Porque la pintura es, en la Academia, un modo exhaustivo de estudio, lectura, investigación e intercambio de conocimientos entre artistas cuya aportación se convierte en uno de los pilares más potentes de la creación de todos ellos.

Esta exposición de realismo puede que sorprenda al ojo actual irritado por el arte abstracto y extravagante. Sin embargo, la perspectiva histórica demuestra que este artista emerge de una verdadera tradición de pintores agrupados en torno a una Academia, del mismo modo que ocurría en el Renacimiento o en el Barroco.

Así pues, Jorge Izquierdo, joven pintor de la Academia de Chinchón, valor seguro de la pintura no nos decepcionará en esta primera exposición individual en la Galería Ansorena.