En su primera exposición en el espacio Marzana Bilbao, José Luis Vicario presenta dos series escultóricas seleccionadas entre las que ha realizado últimamente.

Los trabajos parten de la idea básica que contrasta el interior con el exterior, lo íntimo con lo privado, lo leve y pesado con lo natural y artificial. Para ello, el escultor emplea un recurso frecuente en su labor creativa: la lectura condicionada de una línea.

El resultado del conjunto es una metáfora que relaciona, turbiamente, tripas y guirnaldas. Nada resulta previsible. Ambos elementos plásticos elaboran una lectura subjetiva y generosa a través de sus condicionantes materiales.

Por una parte, las tripas están realizadas en mármol rojo a modo de paquetes, de envíos o cestas. Por ello el espectador puede relacionarlas con un ... medio de transporte pero también puede vincularlas con su pesada condición digestiva, con esa parte intrincada y sombría del propio cuerpo donde se digiere lo comido.

El otro grupo de trabajos, las guirnaldas, está instalado en el techo y refleja su función decorativa a la vez que incide en la peculiaridad de su resultado material: los colores apagados, la seriación de su patrón, la riqueza del lazo que las forma y los bocados equinos que unen sus terminaciones. Estas guirnaldas tristes aluden a una hipotética 'fiesta', cuya efectividad depende tanto de su capacidad de adornar como la de dominar su gestión mediante los bocados.

La esencia del trabajo de José Luís Vicario radica en la elección cuidadosa y ecléctica acompañada siempre de unos resultados plásticos aparentemente sencillos y seductores, para profundizar con ello en su complejo potencial expresivo y resultado convulso. Además, en sus trabajos más recientes surge un aspecto que incide en el objeto artístico, como es la funcionalidad hipotética del artefacto.

El objeto, además de ser, puede servir, y es este empleo el paradigma de su existencia.