La obra de José Piñar establece un balance que oscila entre dos puntos bien diferenciados. Por una parte, ejerce lo que podríamos denominar ‘metapintura’, el estudio sobre la propia disciplina y el análisis de su tradición, de los elementos que la configuran como ‘la frontalidad, la composición, la planitud, la huella o la disposición de la materia´. Como si de un guiño a los planteamientos de Clement Greemberg se tratara, analiza los elementos formales que definen a la pintura, su historia, y duda sobre su desbordamiento, sobre sus límites, poniendo la atención en las relaciones que establece con el mundo o de la posibilidad de su autonomía.
Y por otra parte, alude al azar que entraña cada una de las piezas, dejando que lo imprevisto sedimente en el lienzo, abrazando la eventualidad y el error. Dos puntos de vista que van desde la intelectualización de la pintura, digamos en un rango...‘conceptual´ y su contrapunto, una sensibilidad que emana de la entropía.
Él mismo lo define como: “Cuando trabajo siempre hay una especie de elemento conceptual que dialoga con esos trazados y esas formas. Pero es complicado saber si está primero la acción y después viene cierta reflexión conceptual, o si es totalmente al contrario. Creo que mi trabajo fluctúa precisamente en la interacción entre ambas. La manera de abordar el cuadro responde así a una idea general que influye sobre cómo funcionará ese cuadro individualmente y también dentro del flujo de un grupo de obras”.
Para Piñar, cada pieza es una unidad que mantiene su independencia pero que, a la vez, forma parte de un conjunto compositivo, y en esas tensiones, en el contraste y en la aparente formalidad diferenciada, encuentra su sentido. Las obras de Piñar entrañan complejos equilibrios entre la geometría y el gesto, dando lugar al desarrollo de un lenguaje propio, una sintaxis particular, un intratexto que hemos de leer para entender su trabajo.
Este juego lingüístico sobrevuela toda su obra, una observación intuitiva de la realidad que abre un nuevo campo de posibilidades interpretativas de la misma, con la herramienta de la pintura en un estado discontinuo, fragmentado, pero cosido a su vez por un intenso continuum afectivo.
José Piñar
Granada, 1967.
Licenciado por la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de la Universidad de Granada en 1990. Ese mismo año realiza su primera exposición individual en la Sala Baja del Palacio de los Condes de Gabia en su ciudad natal, a la que siguen más de treinta exposiciones individuales en sus veinticinco años de trayectoria profesional.
También ha participado en diversas colectivas en galerías y salas institucionales, obtenido premios como el Premio Iberoamericano Cortes de Cádiz, el de pintura de Cajamadrid o el de Artes Plásticas de Caja San Fernando (Sevilla), y ha disfrutado de becas y ayudas institucionales que le han permitido ampliar su formación con estancias en Roma (Accademia di Belle Arti, 1992), La Habana (Instituto Superior de Arte, 1998) o Berlín (2007).
Su obra está presente en diversas colecciones, entre las que destacan la del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), la del Banco de España (Madrid), Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla), Diputación Provincial de Granada o la del Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa (A Coruña).
Entrada actualizada el el 14 jul de 2017
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