Keren Cytter cuenta con un amplio reconocimiento internacional, marcado en 2006 por el premio Baloise Art Statement (Art Basel), que la ha llevado a formar parte de diversas exposiciones internacionales como la 53ª Biennale di Venezia y a ser finalista de los premios Neue Kunst de la Nationalgalerie de Berlín.

Su producción polimórfica disfruta sobretodo del desarrollo de la idea escrita. Así, cuenta con formatos como la novela, el guión, el libreto de ópera, el dibujo y de forma más prolífica desde hace un tiempo, el audiovisual que tiende más al film que al videoarte.

Y es que Cytter se sirve del lenguaje audiovisual, de los referentes literarios y teóricos, musicales, simbólicos y de clichés; en una amalgama de alusiones que la ayudan ... a construir las ideas que despliega mediante ficciones.

Sobretodo en la producción videográfica -notablemente desencadenada a partir de su estancia en De Ateliers stichting 63 Amsterdam (2002-2004)- compone los guiones como partituras y no como historias, desgranando el tiempo en capas. Partiendo de las intervenciones de los personajes: sucias, sobrepuestas, reiterativas, contradictorias, incompletas y a veces mudas; y extrapolándolo a la estructura de la narración: rizomática, cíclica y aparentemente inconexa.

Maltrata la prosa para que emerja la poética. Esmerila los conceptos y cuando los tiene bien pulidos, recoge las virutas del suelo para, finalmente, con estas estructuras rizomáticas, (re)construir la realidad a partir de lo simbólico.

Pero la aparente serendipidad de los vídeos de Cytter tiene poco que ver con la casualidad, y la complejidad se encuentra no sólo en la forma, sino también en el contenido. La reconstrucción de la estructura -que la sitúa en una posmodernidad consciente y buscada- la introduce en el tratamiento de los clichés de la cultura popular cinematográfica y televisiva, centrando la atención principalmente en la conflictividad de las relaciones humanas, reflexionando sobre la adopción en el imaginario popular de estos comportamientos y respuestas.

A esta mixtura falta añadirle la entrada y salida del espectador en el ambiente del propio film, poniendo de manifiesto explícitamente la idea de representación, utilizando actores que no son actores y que despiertan un aire postizo, aprendido, unos decorados austeros y efectos especiales frugales. Las constantes referencias al medio y las dislocaciones tales como 'he olvidado mi papel' o 'estas no son mis palabras' nos recuerdan que nos encontramos en una representación no mimética, y que aquello a lo que tenemos que prestar atención es a lo que hay más allá de la fisonomía.

Cytter se revela culturalmente rica. No tiene manías a la hora de comentar que 'ninguna de las historias que ha escrito es realmente original' y es que sería bastante contradictorio afirmar lo contrario trabajando sobre clichés.

Entre los referentes cinematográficos no faltan la Nouvelle Vage, que marcará sin duda la distancia con la que se tratan sus personajes, y la adopción estética fílmica del cine de autor como ahora Hitchcock -transformando también en filmes de autor la obra de Cytter-, referentes musicales del cine como Ferrante&Teicher, y finalmente remakes libres de autores como Cortázar.

Heredera de la osadía de Brecht, deja entrever el Lacan, Foucault, Deleuze y Lynch que lleva dentro.