La obra de Cristina Piffer interpela y tensiona los relatos establecidos de la historia argentina, a través de imágenes y textos pertenecientes a diferentes episodios de su trama política desde el siglo XIX: los enfrentamientos entre unitarios y federales, la organización y constitución del Estado nacional, los procesos de concentración de la propiedad de las tierras productivas tras el genocidio de los pueblos originarios durante la llamada “Conquista del Desierto”, la esclavitud y la explotación física de los indígenas. Piffer trabaja con fragmentos que convocan y traen al presente historias violentamente silenciadas o marginadas.
Son historias que hacen pulsar temporalidades a destiempo y contramemorias indóciles que se resisten a su integración sin conflicto en los trazados de sentido de las narrativas oficiales. Entiende, como afirma Walter Benjamin en las tesis “Sobre el concepto de historia” (1940), que “no hay nunca un documento de la cultura que no sea, a la vez,...uno de la barbarie”. Para la artista, se trata, por lo tanto, de cuestionar los relatos oficiales por medio de imágenes susceptibles de agitarlos a contracorriente, de interrumpir la continuidad sin fisuras ni accidentes opacos de la historia de los vencedores, con las marcas en rebeldía de las historias de los vencidos.
El fuera-de-registro de los cuerpos expulsados retorna con la insistencia intempestiva, relampagueante, de un pasado que reclama ser nombrado y pugna por hacerse visible en el presente. A través de procedimientos de impresión, registro fotográfico, calado y transferencia y utilizando materiales como grasa, carne, sangre deshidratada, metal y vidrio, la obra de Piffer diagrama soportes de inscripción, dispositivos de revelado que retienen esas memorias y relatos amenazados por el olvido y la cancelación.
Pero a la vez, Piffer sujeta estos materiales a dispositivos de exposición que, junto con hacerlos legibles, remiten a tecnologías de disciplinamiento biopolítico y de corrección de los cuerpos, de instrumentación racionalizada y sistemática de la violencia. La mesa de acero o de hierro, que utiliza en muchas de sus obras, concentra y moviliza numerosas referencias. Mesa de disección o de autopsia, dispositivo que hace confluir una serie de tecnologías de saber y poder sobre los cuerpos, evoca, al mismo tiempo, la práctica médica y quirúrgica, la actividad del matarife y el ejercicio de la tortura.
Entrada actualizada el el 31 oct de 2019
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