Fruela Alonso inaugura su segunda exposición individual en la Galería METRO de Santiago. En ella nos presenta una nueva entrega que va un paso más allá en una carrera artística fiel a la pintura, entendida como un hecho plástico de transcendencia en el propio acto creativo. En este último trabajo reflexiona sobre los estadios del proceso pictórico en relación al proceso sicológico y filosófico que vive el artista en el camino a la consecución de una imagen deseada. Imagen supuesta en cuanto que no tiene existencia física real, que solo existe en el pensamiento del creador y que sólo podría hacerse visible si éste consigue materializarla en el cuadro. El empeño casi obsesivo de Fruela Alonso por atrapar lo visible se convierte en una continua búsqueda por desentrañar los entresijos del lenguaje, en una obstinación por definir la misma imagen y naturaleza del cuadro y en una ... lucha contra las limitaciones y dificultades para poder decir o hacer. En su obra parece que nunca acaba de quedar hecho aquello que pretende, recurre una y otra vez a los mismos temas para avanzar y aclarar todo aquello que enturbia el camino. La insistencia en una imagen repetida hasta la saciedad, a modo de versiones, con diferentes matices, es un continuo acercamiento a una imagen pretendida, a la que no se llega porque nunca acaba de componerse o de estar completa. Cada uno de los cuadros no son más que fragmentos de un todo por hacer, piezas que se complementan en la búsqueda de 'la imagen', aquella que contenga de forma definitoria todos los anhelos y por ello fuera la definitiva.