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La obra de este joven artista diluye las fronteras entre los distintos soportes y medios creativos, combinando en una suerte de relaciones las imaginerías específicamente basadas en su esencia visual y grafica junto a conceptos mas o menos graves como pueden ser la conformación de la obra, las relaciones sujeto-objeto o la especificidad de materias y tiempos, dejando tras de si un poso que podemos definir no exento de la poética más clásica de la conformación artística. En sus piezas aparecen habitualmente relacionadas la obra con una actitud activa del espectador, de manera que a la vez que condiciona a éste, se conforma la esencia misma ... de la obra, recalando al fin de nuevo en el mismo y creando de esta forma bucles que nos remiten a nuevas percepciones del tiempo o de la acción misma.

Nos remite este proceso de creación y formación de la obra a recalar en numerosos y variados puertos. Desde la relación entre audio-video (pudiendo definirlo de esta forma, ya que la esencia misma de sus instalaciones circula alrededor de un núcleo principal basado en el audiovisual) en donde los sonidos captados in-situ (ya sean de ambiente o pregrabados) se combinan con imágenes determinadas, funcionando de esta forma como si una mezcla o reinterpretación formal se tratara, reescribiendo sus contenidos estéticos y conceptuales y trasformándolos en nuevas bases tanto de lecturas como de significados. Asimismo cierta inmediatez en lo relacionado a este proceso de formación misma de la obra nos remite a unos tiempos concretos y fluctuantes a su vez, en los que este artista sitúa nuestra experiencia.

Estos tiempos a los que alude son constantes en su variación y en esta característica se basa su peculiar infinitud, que a su vez conforma una intrincada malla de relaciones entre el espectador y la obra, lo vivo y lo inerte, la imagen y el audio y todas las circunstancias específicas (fisicidad, intención, etc.) que las rodean.

Haciendo en algunas de sus obras, del proceso en sí mismo la esencia de su acto creativo, Adrian Cuervo cuestiona ciertas bases perceptivas, instaura nuevas leyes y nos insta a recorrer, bajo su tutela, intrincados caminos a través de estos, llamados actualmente, nuevos medios o tecnologías.

Por otro lado encontramos en algunas de sus obras una sutil transformación de las imágenes propuestas, las cuales aparecen en principio como comúnmente reconocibles y que consideramos en un inicio que sus cualidades intrínsecas son fundamentalmente retinianas, y que tras haber sido modificadas, aluden a otras simbologías, en forma de juego, tanto entre ellas como en relación a esos lugares comunes del inconsciente colectivo, que parecían ser en un inicio y que posteriormente varían, transformándose en otro tipo de formaciones gráficas que llegan a trasladarse hasta incluso la abstracción en su esencia gráfica, variando incluso posteriormente la común apreciación del tiempo y sus velocidades.

Cabe destacar dentro de la obra de Adrian Cuervo cierto carácter que impregna sus obras, carácter que cuestiona ciertas éticas y comportamientos tanto del sistema y su relación con los individuos que lo componen como individuales, reinventándolos y estableciendo nuevos parámetros que atañen tanto al espectador como a la sociedad misma y sus procesos y conformación de lenguajes, métodos y objetivos.

De esta forma Adrian Cuervo se revela como una de las nuevas figuras emergentes del ámbito artístico español, realizando una obra que mirando al futuro, crea presente a través de la experiencia concreta del individuo y de esos lugares que nos son comunes.