Esta exposición parte de una historia que me contaron hace muchos años, y que todavía me persigue.
En 1985 me dieron una beca para ir a hacer un curso superior de alemán en Schwäbish Hall, un pueblo en medio de la Selva Negra, a una hora de Stuttgart. Aquel año fue especialmente frío, se produjeron nevadas abundantes en buena parte de Europa. Mi curso comenzaba el 3 de enero, y cuando llegué a Alemania, una impresionante capa de nieve lo cubría todo. Cuando el tren se detuvo en la estación de Schwäbish Hall, yo estaba muy desorientada porque había atravesado un paisaje nevado, sin muchos puntos de referencia, con una luz gris que lo hacía todo uniforme. La estación de Schwabish Hall era más bien pequeña, pero había una taquilla, una habitación para guardar equipajes y un encargado que fue quien me indicó el camino para llegar a mi destino. Después...de caminar unos cien metros, al girar una curva, vi el pueblo al fondo de un pequeño valle, rodeado de bosques de abetos cubiertos de nieve. Era la primera vez que viajaba sola y aquello me pareció un sueño.
Me tocó un profesor muy simpático que se llamaba Klaus Knipp. Por las mañanas hacíamos clase de gramática y por las tardes de literatura alemana. Después de las clases, establecíamos largas tertulias con el profesor. El primer día, a todos nos hizo la misma pregunta: "¿Habéis visto la maleta H.H. en la estación? ". Ninguno de nosotros se había fijado, y entonces nos contó una historia.
Se ve que un día de hacía ya tiempo, un hombre se había presentado al encargado de la estación. Llevaba una maleta negra, grande y muy pesada, con las iniciales H.H. doradas en el centro. Le dijo que tenía que hacer un viaje, y preguntó si podía dejar la maleta en la taquilla hasta que volviera. El encargado le dijo que sí, y él mismo la guardó allí. Cuando salió, el hombre ya no estaba. Pasaron los días, las semanas y los meses. El hombre de la maleta no volvía y el encargado de la estación se empezó a inquietar. Cada día la miraba y se preguntaba que debería haber dentro. Un día, su curiosidad pudo más que su prudencia y la abrió. La maleta estaba llena de cuadros, fotografías e incluso alguna escultura.
Durante el curso, cogí el tren cada fin de semana para ir a Stuttgart a ver exposiciones o de compras. Un día que la puerta de la taquilla estaba abierta, vi la maleta. Las iniciales H.H. brillaban en la oscuridad. Cuando hubo terminado el curso y volví hacia Barcelona, la maleta seguía allí.
El verano siguiente volví a Schwäbish Hall, esta vez de vacaciones. Visité a mi antiguo profesor y le pregunté por la maleta. "Ya no está- explicó- Un día se presentó el hombre que la había dejado. Dijo que era Harry Haller *, y que venía a recoger la maleta. Y ahí se acabó la historia.
Desde entonces, siempre me he acordado de aquella maleta, y del personaje misterioso que puso dentro sus obras de arte ... Por ello, nos hemos imaginado que debemos llenar una maleta con obras de artistas que nos gustan, y las hemos elegido pequeñas para que puedan caber. Pondremos obras de: Daniel Berdala, Jordi Casañas, Amparo Fernández, Jesús Galdón, Oriol Jolonch, Salvador Juanpere, Elena Kervinen, Jordi Lafon, Fiona Morrison y David Ymbernon. La mayoría de estas obras son inéditas, y las tendremos expuestas en la galería hasta finales de octubre.
Sobre las obras y los artistas
Los equilibristas de Daniel Berdala (Barcelona, 1968) son una referencia a cómo nos hemos sentido y aún nos sentimos durante los últimos meses. En pie, pero en la cuerda floja. Jordi Casañas (Barcelona, 1969) fotografía detalles urbanos cargados de poesía que pasan desapercibidos. Amparo Fernández (Barcelona, 1962) aprende de la naturaleza que la vida germina en la oscuridad más absoluta para elevarse finalmente, hacia la luz. Jesús Galdón (Barcelona, 1967) nos demuestra que la realidad es un campo labrado de accidentes, y que un accidente puede ser una puerta abierta a un camino inexplorado. Si hay un personaje con el que nos podemos identificar en estos momentos, es con el Mr. Jones de Oriol Jolonch (Barcelona, 1973), que nos da la espalda mientras contempla un paisaje que no acaba de entender. Salvador Juanpere (Vilaplana, Tarragona, 1953), presenta dos esculturas que reflexionan sobre la historia del arte, una relaciona dos autores clásicos del siglo XX y la otra sobre los puntelli, unos elementos que pasan desapercibidos a la vista, pero que son primordiales en la construcción de las esculturas clásicas. La producción artística más reciente de Elena Kervinen (Lisalmi, Finlandia, 1970), reflexiona sobre la idea de los fragmentos, poniendo de relieve no sólo lo que queda, sino lo que falta, para podernos imaginar el relato completo. Jordi Lafon (Barcelona, 1967) reflexiona sobre la capacidad del arte de cohesionar la experiencia con la imaginación. Las obras de Fiona Morrison (Encamp, Andorra, 1970) son siempre un recordatorio de lo efímero, del paso del tiempo, y de la importancia de la memoria. David Ymbernon (Igualada, 1972) nos remite al poder de la imaginación y a los autores que han creado un mundo alternativo a partir de una fuga de la realidad que nos rodea.
* Curiosamente, el protagonista de la novela de Hermann Hesse El lobo estepario, se llamaba Harry Haller. Vivía en un desván, rodeado de cuadros, fotografías y recuerdos. Las siglas de Harry Haller son las mismas que las de Hermann Hesse, se dice que se trata de una referencia autobiográfica.
Imágenes de la Exposición
Retornando al horizonte
Entrada actualizada el el 06 jul de 2021
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