Esta exposición presenta la singular creatividad de dos mujeres, la catalana Josefa Tolrà (1880-1959) y la británica Madge Gill (1882-1961). Artistas de vasta producción que nunca pensaron ser reconocidas con esta condición, ambas están muy vinculadas a los saberes esotéricos y la metodología del acto creador guiado por el automatismo del trance psíquico: “la mano guiada”.
Sus legados extraordinarios, casi inéditos, se generaron desbordando el arte académico en el desarrollo del dibujo psíquico, la escritura automática y la obra textil de belleza singular. Sus creaciones nos permiten hoy analizar desde otras perspectivas el arte de la primera mitad del siglo xx en Europa y con ello reconocernos en nuevos relatos estéticos y éticos de la cultura moderna: nuevas espiritualidades laicas (espiritismo, teosofía, antroposofía), otros paradigmas del arte (disolución de la autoría, proceso colaborativo de creación), la recuperación de técnicas del arte de mujeres (dibujo, bordados, dietarios), la función sanadora del arte...(obra no comercial ni de espectáculo), los saberes esotéricos (tarot, astrología, péndulo, imposición de manos, profecías) y la potencia y la experiencia de una mística instintiva y liberadora que es una vivencia de trascendencia para las clases humildes.
Estas artistas forman parte de una genealogía del arte de mujeres que, lejos de la vanguardia estética europea, forman una “retaguardia” mística que desde el espacio doméstico llenan el exilio interior con una intensa experiencia psíquica y una poderosa creatividad. Sin formación artística ni literaria, las dos dibujan mundos sutiles poblados de presencias astrales, escriben sobre los planetas, reflexionan sobre cuestiones científicas y morales y emiten mensajes pacifistas.
Las heridas del alma las guían en su práctica artística, convertida en el territorio de la insubordinación y herramienta para la conquista de sí mismas. Sus dibujos evocan saberes de gran difusión y popularidad en la primera mitad del siglo xx en Europa, una época de grandes transformaciones científicas y desastres geopolíticos. Sin responder a estilos ni modas artísticas, las obras de Josefa Tolrà y Madge Gill son inclasificables y, al mismo tiempo, poderosas en su proceso de ejecución auto hipnótico, realizadas sin esbozo previo ni correcciones posteriores.
Actualmente las obras de estas artistas visionarias abandonan la marginalidad patrimonial para ocupar espacio y lecturas en importantes museos de arte moderno y contemporáneo, como el Museo del Prado, el Macba, el Georges Pompidou o el Albertina.
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La mano guiada
Josefa Tolrà - Madge Gill
Esta exposición ofrece un diálogo inédito entre las asombrosas obras de Josefa Tolrà y Madge Gill. Dos mujeres vinculadas a los saberes esotéricos y a la metodología del acto creador guiado por el automatismo del trance psíquico: La mano guiada.
La creatividad de las dos artistas está conectada a las espiritualidades utopistas de principios del siglo xx en Europa (espiritismo, teosofía y antroposofía) e integrada en un cristianismo de base social. Su experiencia visionaria se inicia en la comunicación con «seres de luz», las almas, y revierte en una misión de vida que les permite ayudar a quienes lo necesitan a través de dibujos y predicciones, una actividad que les aporta el sosiego interior y la emancipación en su edad más madura. Nunca comercializan sus obras.
Sin formación artística ni literaria, sus creaciones ocupan un más allá de la historia del arte. Ellas recuperan los saberes y la creatividad de las mujeres (dibujos, dietarios, bordados), conectan con la función ancestral y sanadora del arte (producción no comercial), renuncian a la noción de autoría (sólo son médiums), aplican conocimientos esotéricos (astrología, péndulo, magia, lectura del aura, meditación activa) y ofrecen a las generaciones del siglo xxi inspiración para transformar el mundo desde una nueva ola del feminismo.
Ambas coinciden en duelos y procesos creativos, dibujan y bordan en las horas nocturnas, sin modelo ni pausas. Utilizan alfabetos encriptados y sus mensajes son pacifistas, místicos, feministas y científicos. La exposición da comienzo con las obras más ínfimas y corporales, postales y libretas; a continuación, las grandes figuras de los «seres de luz» nos acompañan en un recorrido entre miradas profundas, arquitecturas fractales, caligramas poéticos, espirales cósmicas, tiempos cuánticos, bordados de energía etérea y aliento místico. No hay principio ni fin en esta eterna y humana representación de lo invisible.
Pilar Bonet Julve
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Josefa Tolrà (Cabrils, 1880-1959)
Josefa Tolrà Abril nació el 6 de enero, bajo la constelación de Capricornio. Es la médium y artista catalana más representativa del arte visionario de la primera mitad del siglo xx.
De familia campesina, de joven trabajó en una fábrica donde pudo relacionarse con anarquistas y espiritistas. Casada con Jaume Lladó, tuvo tres hijos: Joan, Maria y Pere. El menor murió en 1924 y el primogénito en un campo de prisioneros al final de la Guerra Civil. Estos duelos la recluyeron en un vacío de depresión, pero nunca recibió atención clínica o medicación.
Se inicia en el dibujo en su madurez y guiada por los espíritus: «Sólo cuando dibujo me siento en paz». El espiritismo y la teosofía le permiten acceder a una trascendencia sanadora. Josefa percibe el aura y se comunica con los muertos, entre ellos el poeta Jacint Verdaguer, el científico Pasteur o la mística Teresa de Jesús. En pocos años realiza centenares de dibujos, ilustra libretas con poemas, novelas o reflexiones científicas y morales. Partiendo de una espiral, el dibujo nos remite a lo etéreo: figuras angélicas, mapas planetarios, jardines del Edén, episodios bíblicos, temas costumbristas y retratos. Los artistas del grupo Dau al Set, en especial Joan Brossa, la visitaron. Firma obras como «Dibujo fuerza fluídica» y su rúbrica.
Su hija Maria se dedicará a su cuidado y compañía, facilitando la actividad creativa de la artista. Josefa Tolrà «desencarnó», en términos espiritistas, a los 79 años. Su legado se presentó en la Biennale di Venezia 2022 y actualmente se encuentra en colecciones y museos internacionales: Museo Nacional del Prado, MACBA, LaM-Lille Métropole Musée d’art moderne, d’art contemporain et d’art brut y Centre Georges Pompidou.
Madge Gill (Londres, 1882-1961)
Maude Ethel Eades, más conocida como Madge Gill, nació el 19 de enero bajo la constelación de Capricornio. Es una de las médiums y artistas británicas más representativa del arte visionario de la primera mitad del siglo XX.
Hija ilegítima, su infancia estuvo marcada por el abandono. Con 14 años fue enviada a Canadá como jornalera. De vuelta a Londres trabajó en un hospital mientras residía en casa de su tía Kate, quién la inicia al espiritismo y la astrología. Madge contrajo matrimonio con su primo Thomas Edwin, y tendrá tres hijos: Laurie, Reggie y Bob. La pérdida de Reggie, víctima de la gripe española y más tarde la muerte de Bob, la sumergen en una crisis personal que se agrava con la pérdida de la visión del ojo izquierdo, que debe substituir por una prótesis de cristal. Recibe tratamiento psiquiátrico y se recluye en casa.
En la madurez, a los 40 años, se refugiará en el dibujo, el bordado y la música, mientras mantiene conexión con el mundo espiritista y los seres sutiles. En los dibujos sobre tarjetas postales, papel o rollos de calicó, emergen rostros de mujeres con mirada ausente y bebés de ojos cerrados. Las figuras se ubican entre arquitecturas alegóricas: escaleras, suelos de damero, grutas hacia la luz, cruces, espacios fractales, florescencias siderales, volcanes y planetas. Firma las obras como «Myrninerest», nombre de quien guía su mano.
Su hijo Laurie se dedicará al cuidado y compañía de la madre, facilitando su actividad creativa. Madge Gill «desencarnó», en términos espiritistas, a los 79 años. Actualmente, su legado se encuentra en colecciones y museos internacionales: CAB Lausanne, LaM-Lille Métropole Musée d’art moderne, d’art contemporain et d’art brut, Centre Georges Pompidou y Albertina Museum Wien.
Entrada actualizada el el 06 jul de 2023
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