100 años sin Kafka son muchos años.
Muerto ignorado en su cama anónima. En compañía de su fiel amigo Max Brod.
Que al fin y a la postre le traicionó, y se puso del lado de un mundo que él denunciaba, al contravenir sus últimos deseos de que quemara toda su obra sin publicar.
La mayor parte.
Incluida "La Metamorfosis".
Para dejárnosla a nosotros.
Ahora que la imagen del artista está más presente que nunca en una realidad social intervenida, caótica en contra de su propia imagen deformada. Por unos medios de comunicación contrahechos, y una democracia pendiente de un hilo; su presencia es más insoslayable y necesaria que nunca.
Cada día que nos levantamos todos somos un poco Gregorio Samsa.
Por que lo hacemos en una realidad dispareja, convulsa y en constante autorrenovación y engullimiento tecnológico de más que difícil absorción.
Cada día somos un poco más extraños a nosotros mismos, en la medida en que lo somos...a ella.
Más condicionados, mediatizados y EXTRAÑOS.
Todos somos "insectos" dentro de la gran red que todo lo controla, y el poder invisible que maneja los hilos de la gran maquinaria.
La excepcional obra de Pepe Buitrago ha de hacernos a todos retomar el mensaje dejado en la botella de las inmortales palabras, e historias de este escritor tan imprescindible, cómo en cierta manera "imposible".
Uno de los grandes pilares iconoclastas, y en gran medida visionarios (cómo lo son todos los grandes artistas), del convulso siglo XX, que nos precede.
Sus imágenes, oníricas, cómo la propia obra principal de Kafka, nos revelan el peligro u otredad de un mundo y una realidad asfixiante, en continua convulsión, cómo las larvas de insecto.
El adjetivo "Kafkiano" está más presente que nunca en nuestro idioma. En cualquier idioma.
Debemos estar orgullosos de contar en España con un artista del calado, la hondura sintáctica y hermosura visual de Pepe Buitrago.
Y la galería La Aurora, se ha ganado, por sí sola, con este homenaje y espectacular exposición, un puesto de honor en la larga lista de salas de exposición del mundo entero.
RB
"Al despertar Gregor Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto. Hallábase echado sobre el duro caparazón de su espalda, y, al alzar un poco la cabeza, vio la figura convexa de su vientre oscuro, surcado por curvadas callosidades, cuya prominencia apenas si podía aguantar la colcha, que estaba visiblemente a punto de escurrirse hasta el suelo. Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia."
Entrada actualizada el el 08 may de 2024
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