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Reyes Díaz, Ramón Prendes, Andrés Rábado, Javier del Río y Clemente Roiz.

Continúa Cornión con el ciclo de exposiciones conmemorativas de su 25.º aniversario y de homenaje a los artistas de la galería, un ciclo que comprende seis exposiciones y que finalizará en el mes de agosto. En la actual participan Reyes Díaz, Ramón Prendes, Andrés Rábado, Javier del Río y Clemente Roiz, y lleva el título de «La R. del color», la erre porque todos ellos la llevan en su firma, aunque el color, siendo sin duda importante en sus respectivas obras, no lo es más que el resto de los elementos plásticos que las constituyen. Lo importante en todo caso es que las piezas, como sucede, sean de calidad y reciente creación. En ... este aspecto, lo que más llama la atención es la serie de fotomontajes que presenta Reyes Díaz, porque no es éste un género muy frecuentado en la actualidad, por lo menos en cuanto a su versión digamos clásica, la que entronca con las vanguardias históricas, porque en otros aspectos sí que prolifera el uso del colage, la fragmentación y el apropiacionismo. Los fotomontajes de Reyes Díaz evocan el recuerdo de los orígenes de la técnica, realizados por constructivistas y dadaístas que fueron sus inventores; esa invención reivindicó Raoul Hausmann, que aseguró haberse inspirado en los soldados del mar Báltico en la I Guerra Mundial, cuando sustituían la fotografía de un granadero reproducida en una litografía muy popular por la suya propia para enviarla como recuerdo a la familia, o también por Max Ernst, que tantas cosas inventó. Lo cierto es que los fotomontajes de Reyes Díaz, aunque evocando esa tradición formal, tienen una muy acusada personalidad y el peculiar encanto del resto de su obra.

El cuadro-ventana que enmarca el mar y que ilustra estas líneas pertenece a Ramón Prendes, ya definitivamente superada su breve etapa de abstracción, y que nos enfrenta con la estética monumental y la tensión de los grandes volúmenes en espacios deshabitados que le es característica, toda esa vastedad gozosamente inundada de luz y de color, porque siempre ha sido un ilustre colorista. También es de agradecer la ocasión, rara últimamente, de ver un par de piezas de Clemente Díaz Roiz, que en lo que puedo recordar intensifica aquí su inconfundible barroquismo, tanto en lo lineal como en lo cromático, dando mayor complejidad compositiva a las obras que tienen un aspecto muy lúdico y representan dos escenas de circo. La exposición se completa con «bodegones de hojas secas», difícil y buen ejercicio de pintura de Andrés Rábado, también conocido como «El Roto», muy ligado también a la galería Cornión, y con las escenas gijonesas, autónomas geografías interiores, azulado tapiz de signos y símbolos de lo urbano, que son las obras del inolvidable Javier del Río. Con erre de recuerdo.