La galería Juan Silió presenta la primera exposición individual en su espacio de la artista Irene de Andrés (Ibiza, 1986), cuyo trabajo se centra en la evolución del concepto de ocio y tiempo libre en la clase trabajadora. La creación de estructuras como discotecas, cruceros o resorts y las dinámicas que se generan en entornos de costa y turismo configuran su obra, sin embargo, el ocio acuático no sólo está presente en el mar. Así, en “Las playas de Madrid” Irene de Andrés pone su interés en el río Manzanares y las actividades de recreo que se han generado en torno a su cauce en distintos momentos de la historia.
Desde los cuadros de Goya de verbenas y bailes “a orillas del Manzanares” donde observamos el río como un lugar de reunión, hasta el Madrid Río actual, distintos saltos temporales conectan momentos de desarrollo de la ciudad, y activan la memoria...de los ciudadanos y su relación con el río. Unas veces por estar presente y otras por ser olvidado, el río marca la historia de la ciudad.
Irene de Andrés comienza este proyecto en 2019 tomando como punto de partida la construcción de la piscina La Isla, diseñada por Luis Gutiérrez Soto en 1930. Con forma de trasatlántico, este complejo acuático se situaba en el centro del Manzanares y sirve ahora como elemento sobre el que trazar a través del uso de material documental, entrevistas y trabajo de campo, la relación de la ciudad con su río “a lo largo de los años”. Una investigación que se ha ampliado hasta completar una visión en la que el río también recupera su voz. Así, en esta exposición en la que se muestra por primera vez el proyecto completo, el río se sitúa en el centro con la escultura 90km en 6m; su silueta -desde su nacimiento en el Ventisquero de la Condesa hasta su desembocadura en el Jarama- se replica con tuberías de cobre que, a través de unas pequeñas aberturas permiten que se pueda ver y escuchar el agua correr, ponen en relación el cauce del Manzanares con el uso doméstico del agua de la ciudad.
La Isla fue una de las construcciones de ocio que, con el nacimiento de la ciudad moderna y las corrientes higienistas de finales de siglo XIX y comienzos del XX, proliferaron sobre el propio río pero que se verían destruidas durante la Guerra Civil, en la que el Manzanares se convirtió en un frente de guerra. Aunque instaurada la dictadura continuaron funcionando bajo la Obra Sindical de Educación y Descanso, la contaminación del río y el crecimiento desmesurado de la ciudad en los años cincuenta provocaron su desmantelamiento. El río había sido cada vez más encauzado, contaminado y finalmente negado por la autopista M-30. Las presas que se construyeron para simular un río con mayor caudal desconectaron el tránsito de las aguas entre el norte y sur y los barrios. Además, en esos años, con la invención de la playa la mirada se dirigió́ a la costa y el mar se puso de moda, favoreciendo el turismo y la idea de ocio acuático únicamente en la costa. Ríos y arroyos se llenaban de cemento y escombros, olvidando que los primeros asentamientos humanos se dieron en las aguas dulces.
Estos hitos están representados en el conjunto de obra gráfica que rodea la escultura; en forma de polípticos, intercalan fotografía con grabados, material documental con imágenes tomadas por la propia artista. El resultado es un collage de tiempos y técnicas que nos ayuda a recorrer y conectar las diferentes etapas en la historia del río anteriormente mencionadas, así como el uso que se le ha dado en cada una de ellas.
La etapa más reciente del Manzanares recupera un río distinto. El proyecto de Madrid Río primero y con la apertura de las compuertas que apresaban el caudal después, las islas dibujadas en los antiguos mapas de la ciudad han vuelto a aparecer favoreciendo también que más de 90 especies de aves distintas, tortugas, barbos y hasta nutrias disfruten de sus aguas al igual que lo hicieron los madrileños antaño. El video en dos canales La Isla. A través del cauce utiliza grabaciones en Super 8 en B&N y en color para crear a modo de ficción documental una serie de películas caseras rodadas entre los años 30 y 50 con el río y sus piscinas colindantes como protagonistas, sumado a grabaciones en 4K realizadas en el año 2019, con la flora y la fauna que habitan de nuevo su cauce.
Recordar esos baños es volver a mirar sus aguas que nos cuentan la historia de la propia ciudad alejada de los grandes relatos, más cerca de ese riachuelo que tal y como describía Ramón Gómez de la Serna “es breve como una puntilla, pero de esas puntillas de magnífico arte, y todos los hilillos de sus aguas están trabajados y son filigrana pura.”
Este proyecto ha sido realizado gracias a las Ayudas a las Artes Visuales de la Comunidad de Madrid 2020 y a las Residencias de Producción Artística de Matadero Madrid 2019.
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Irene de Andrés vive y trabaja en Madrid. Se graduó en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (2009) donde hizo un Máster de investigación y producción artística (2010). Ha sido una de las artistas residentes de la Escuela FLORA Ars+Natura de Bogotá AC/E (2016) y del programa The Harbor de Beta Local en San Juan de Puerto Rico (2017). En 2019 fue residente del programa para Artistas Visuales del Centro de Residencias Matadero Madrid y ha sido becaria de la Academia de España en Roma en 2021.
Entre las becas y premios que ha recibido destacan el Premio de Producción Blue Project Foundation, Premio Generaciones Fundación Montemadrid, Circuitos de Artes Plásticas, el Premio Ciutat de Palma y las Ayudas a la Creación Audiovisual DKV-Es Baluard. Su trabajo ha podido verse en centros de arte e instituciones como el Espai 13 de la Fundación Joan Miró de Barcelona, el Museo Patio Herreriano de Valladolid, el MuHKA (Museo de Arte Contemporáneo de Amberes) o en la Casa Encendida en Madrid.
Entrada actualizada el el 22 mar de 2023
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