La limpieza y lo aséptico en contraposición con el paso del tiempo y el pulso vital, que se filtra y resurge entre las grietas, son el punto de partida en la instalación que Carolina Bazo expondrá en "Lavandediario", su undécima individual. Sus piezas de resina que, toman, esta vez, forma de jabones con la imagen de un mismo personaje que se multiplica y acumula, formando un conjunto suspendido y retro iluminado, que a modo de instalación, emerge tridimensionalmente. Unas losetas, grabadas con dibujos impresos en línea roja y azul, a modo de apuntes oníricos, en las que el dibujo se apropia de un soporte aséptico, en este caso las losetas, en las que se filtra la línea como un pulso vital. En los jabones la artista hace un archivo de un mismo personaje que cumple un ritual de aseo. En las losetas y los jabones hay una obsesión del artista por el control, por olvidar el paso del tiempo y su natural proceso de deterioro.