A través del zoom de una cámara, la artista Lidia Masllorens estudia de cerca lo que implica la expresión del rostro humano. Ese tiempo invertido detrás de la cámara, es el que le hace ver de manera especial la belleza que esconde el rostro en instantes efímeros y muy concretos, en los que cualquiera no se fijaría, pero que nuestra artista capta, casi parando el tiempo, captando una expresión única y prácticamente irrepetible. Una décima de segundo, cual fotografía, aunque totalmente más expresiva, pasando de la figuración a la expresividad más pura.
Con el uso de materiales tan simples como el papel, el agua y la pintura negra, la artista consigue transmitir esa idea de que menos es más. A través de la sencillez de su obra, consigue acercarnos al personaje, pues no se trata de un simple rostro, sino del reflejo de los sentimientos que invaden a una persona, siendo...la cara el espejo del alma.
Marta Ruiz-Serrano
Coordinadora de la exposición,
bajo la dirección de Jorge Alcolea
Entrada actualizada el el 21 oct de 2019
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