Liliana Maresca (Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, 1951 - 1994) es una artista de gran importancia que nunca tuvo el reconocimiento que su obra demandaba. Singular representante del optimismo argentino de los años 80, crítica del periodo Ménem y cronista de la historia reciente argentina, falleció sin poder asistir a la inauguración de Frenesí, exhibición retospectiva de su trabajo realizada en el Centro Cultural Recoleta en 1994. Artista de difícil clasificación, fue una de las artistas significativas del happening y la intervención urbana en Argentina.
Sus primeras apariciones públicas datan de 1983 cuando interviene en una exposición colectiva en el Estudio Giesso y poco tiempo después presenta su primera muestra individual en la revista El Porteño. Desde el inicio su trayectoria viene marcada por el alejamiento de la norma y en esta idea incide cuando confecciona pequeñas formas geométricas realizadas en bronce que, contenidas en una caja de madera de carácter...minimalista. Ésta y una serie de obras similares integran No todo lo que brilla es oro, muestra que realiza en la galería Adriana Indik en 1989.
De ese año es la instalación Lo que el viento se llevó en el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el que armazones de muebles destrozados plantaban una mirada a la melancolía y una cierta desazón que aparece periódicamente en sus producciones. En el paso a los noventa su obra
incide en una crítica abierta, radicalizándose progresivamente. En la instalación Espacio disponible (Centro Cultural Recoleta, 1992), carteles de publicidad callejera daban una mínima información de su disponibilidad y su número telefónico. Las fotografías eróticas que le fueran tomadas en 1993 para la revista El libertino, aparecidas bajo el título Maresca se entrega todo destino, tienen un sentido similar, y enlazan la fotoperformance con la noción de múltiple mediático. En una línea de trabajo que marca su producción última está la serie Imagen pública - Altas esferas en la que recurre al archivo gráfico del diario Página 12. Ampliaciones fotográficas de los protagonistas de las noticias argentinas de la última década, ambientaban paredes y techo de una sala del Centro Recoleta, cubierto con estas gigantografías.
Sin embargo nunca desparece lo lúdico, como se pudo ver en la exposición que se celebró en Espai Visor en 2016. La artista demanda en cierta forma al espectador a un juego de esos que orientan los destinos o deciden la suerte de los participantes, a través de las posibilidades combinatorias, metafóricas y simbólicas.
Entrada actualizada el el 10 jul de 2017
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
