Alexandre Prunés i Bosch (Barcelona, 1974) es Doctor cum laude en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona (2017) en el programa de doctorado La realidad asediada. Su actividad profesional se desarrolla en dos vertientes: por una parte relevante como artista, con un amplio currículum de exposiciones en todo el mundo, participación en ferias de arte internacionales y obtención de premios y becas de pintura. Por otra parte, su actividad docente que se desarrolla en el ámbito de la enseñanza artística, del dibujo, la pintura y los procedimientos y técnicas pictóricas.
Esta primavera la Galería de Arte Anquin’s presenta su obra más reciente. Bajo el título "Umbrales", Álex Prunès expone una visión contemporánea de la temática paisajista, que quiere despertar la imaginación del espectador. Respecto al concepto alrededor del cual gira la exposición el mismo artista explica:
"El umbral es un objeto de naturaleza arquitectónica que separa dos lugares, a menudo uno...exterior y otro interior. A veces también separa dos espacios interiores, y el paisaje contiene umbrales que dividen espacios exteriores. Que sea un lugar limítrofe no significa necesariamente que podamos cruzarlo. Sólo lo podemos hacer cuando no está cerrado al paso. En el simbolismo de la puerta y de la ventana, Juan Eduardo Cirlot menciona el carácter psicoanalítico con la idea de entrada y penetración, contraria al muro. Este imposibilita directamente el paso siempre, pero el umbral no siempre es abierto y accesible. "
"La naturaleza del umbral se ciñe a ser fronteriza: es un límite a la vez un punto de conexión. No tiene, en sí mismo, apenas dimensión, no ocupa nada más allá de lo que requiere su función. Su identidad es ser la fina línea que une y separa dos espacios. "
"En este sentido es un elemento que adquiere una capital importancia por su papel de pasaje. Constantemente cruzamos umbrales físicos pero también de otros de invisibles, como cuando cruzamos por ejemplo del espacio real al espacio de la imagen. "
"Efectivamente podríamos considerar que en la propia acción de observar un cuadro cruzamos un primer umbral, dado que a nivel de conciencia transitamos la frontera que separa nuestra realidad de la que nos ofrece la imagen, sea cual sea. Con la mirada, cruzamos el límite del marco y entramos en otro mundo. Pero este umbral no es el último, porque a menudo, en el cuadro se nos presenta una de sus formas, asociada inevitablemente al misterio de lo que habrá al otro lado, en forma de puerta de la casa, de entrada del circo, de ventana o de puerta en un muro del paisaje. "
"En el cuerpo, la misma boca es un umbral, los ojos también... El de los ojos es uno que no podemos cruzar. Más allá, en el otro lado, sólo lo desconocido. "
