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La obra del artista vasco Iñaki Imaz es un claro ejemplo de cómo la práctica pictórica contemporánea establece -al igual que otros medios como la fotografía, el vídeo u otros modos de producción híbridos- fuertes vínculos con el contexto a partir del cual se produce la obra. La forma en la que la pintura de Imaz suscita una reflexión va más allá de la respuesta automática a unas condiciones físicas a las que supuestamente debe adaptarse, sino que antes al contrario desarrolla un comportamiento inverso. Éste consiste en la construcción de una situación determinada a partir de un simple cambio estructural o de cierta interrupción que le sirve como excusa para poder construir una experiencia abierta o para poder liberar su pintura de cualquier limitación preestablecida. Para ello el artista generalmente establece pautas o pequeñas reglas que se aplican, sobre todo, durante el proceso de producción. Este es ... el caso de trabajos anteriores, como por ejemplo Amor y pedagogía (Arteleku, 1990-2002), donde el artista presentaba una instalación que se generaba a partir de la re-exposición de dos cuadros realizados hacía entonces doce años y que se convertían en los desencadenantes de una nueva instalación.