Siempre he tenido una pequeña obsesión con las manos y con las ventanas, desconozco el motivo. Creo que a través de las manos podemos descubrir muchas cosas sobre las personas, que tienen personalidad propia con su destreza, su particularidad y su forma, incluso con su movimiento. Las manos son capaces de humanizar lugares que en principio se asemejan vacíos. Los dota de esencia, los hace reales, los idealiza, los descubre. Con las ventanas me ocurre algo parecido. A través de ellas revelamos el paisaje que nos abraza en el exterior, enmarcamos nuestras vistas, nos bañamos de luz e incluso nos adentramos en la intimidad ajena, imaginando qué podrá existir al otro lado. Este es mi pequeño universo. Alejandra G. Remón