Presenta las últimas piezas de un proyecto que la artista viene desarrollando en los últimos años; un trabajo en proceso, de base escultórica, en el que todas las obras tienen un nexo común, la creba.
ORIGEN. El litoral de Cabo Silleiro (Baiona, Pontevedra), alrededor del Viejo Faro donde el abuelo de la artista trabajó como farero durante años, pasa a ser un lugar en el que discurren muchos recuerdos de la infancia. Curiosamente, en estas playas, las crebas tienen una riqueza fuera de lo habitual; quizás por las corrientes que vienen del golfo de México, sea por los numerosos naufragios en la zona, por la cercanía de una batería militar o por haber sido el vertedero de Baiona, aparecen pequeñas piezas de porcelana y cristal perfectamente pulidas por el mar y por los años, de orígenes tan dispares como Francia, Alemania, China, Sargadelos o Portugal, y todos estos “fragmentos de vidas”...junto con otros materiales de desecho como tapones cerámicos de las antiguas gaseosas o viejos relojes, componen y completan las figuras antropomorfas del universo fabuloso que Alejandra Sampedro nos presenta en este original proyecto artístico.
Se trata de una obra intimista y nostálgica que parte del sentir, en la que interesan el tacto y el olfato. Se busca la belleza en el desecho y se entiende la reutilización como un acto necesario. El proyecto Mar de crebas se centra en la experiencia de recuperación de desechos que en otro tiempo fueron arrojados al mar.
Entrada actualizada el el 15 feb de 2016
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