En el sentido de no dejar nada librado al azar, el trabajo de Mariana Meijide se muestra perfecto, con un cuidado oficio y técnica; recorriendo sus cabezas, todo empieza bien y termina bien, uno encuentra que todo está en su lugar. Sus cabezas son monumentales, aunque estén realizadas en un pequeño formato, están en su mayoría pintadas de blanco y algunas son monocromas, son puras en su línea y rotundas en el volumen. Expresan vida, no son retratos de nadie en particular, son el soporte de emociones, de una expresión definida y fina, de características un poco extremas, pero reflexivas. Del cuerpo humano Mariana elije la cabeza de hombres pelados y de estas se concentra en las facciones de sus caras para contarnos diferentes estados del ser. Su trabajo es clásico en la representación, sujeto a la mímesis contradice los cánones actuales del arte contemporáneo, pero es coherente en el...sentido de lo que nos trasmite, quizás haya cambiado nuestro entorno, hemos evolucionado hacia una cultura científico-tecnológica, pero en esencia seguimos siendo iguales a los humanos que nos precedieron.
Alfredo Williams
Entrada actualizada el el 08 abr de 2016
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