A partir de la segunda mitad del Siglo XX comienzan a borrarse los límites entre las diferentes prácticas artísticas, se suspenden ciertos valores y criterios... o cambian de significación. Las figuras de autor, obra y público se mezclan; el paradigma moderno se desestabiliza y el arte se expande hacia diversos territorios. La experimentación es un punto de partida, pero también, un estado del arte cuya condición puede ser la deriva, la precariedad, lo errático, las interformas. Aquello que parece ser característico de un momento de postproducción resultante de la proliferación de materiales e imágenes de la cultura global, ya tiene sus fundamentos y desarrollos en los albores de la vanguardia y la neo vanguardia. En un camino desviacionista, las formas artísticas ser mezclan, dialogan, convergen: el arte y la vida se fusionan una vez más.

En cierto modo, esta es una breve descripción ... del escenario en el que Graciela Gutiérrez Marx ha desarrollado su producción hasta el presente. Creadora y protagonista de una de las expresiones más vivas de la apuesta utópica emprendida en la modernidad: fundir el arte en la cotidianeidad, hacer del arte un componente básico de la praxis vital. Ella es una cultora del 'artecorreo', de la creación contemporánea intermedial, de los campos expandidos de lo artístico, de las múltiples voces que coexisten en las artes.