-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

El artista, como un voyeur, observa desde la ventana de su casa de la Plaza de la Merced, una de las principales plazas del centro histórico de la ciudad de Málaga, y retrata una y otra a través del medio fotográfico instantes de la vida cotidiana de los caminantes urbanos y las huellas efímeras generadas por sus movimientos.

El artista escoge soledades compartidas en un juego dialectico entorno a la identidad y a la unidad del individuo en el ... panorama urbanístico.

El anonimato de los personajes, coincide con obsesión del flâneur baudeleriano, en clave posmoderna, que solo puede ser anonimato en la multitud.

Los individuos desaparecen con el tiempo fundidos con la multitud de los actores urbanos, actuando su propia escena, siendo incluso parte del escenario: es una soledad genuina en la multitud y en el tiempo, donde el ambiente, en este caso el encuadre, es el protagonista onmipresente y los personajes enredan sus historias por azares que solo pueden darse alrededor del objeto que actúa como punto de atracción en el entorno.

Se trata siempre del mismo encuadre: es posible identificar un banco de mármol en el que se encuentra la escultura en bronce Retrato del Pintor Pablo Picasso, realizada por Francisco López Hernández en 2008, que representa al artista sentando, con un cuaderno y un lápiz, que actúa como imán para los transeúntes y sus diálogos solitarios con el objeto.

Suceden cosas durante las 24 h del día alrededor de esta estatua, que desde el punto de vista del artista siempre vemos de espaldas y se trata de una clara elección estética que impide tanto que reconozcamos a los personajes, sutilmente caracterizados, como identificar al mismo Picasso, para convertirlo en un punto de encuentro neutro.

Al introducir el concepto de flâneur en la posmodernidad del entorno urbanístico que nos es propio, obtendremos como referencia clave un término que va más allá de la mera poética Baudelaireana, de las teorías situacionistas de Debord y del pensamiento de Walter Benjamín, para quien el flâneur, es una suerte de topógrafo urbano capaz de descifrar en todos sus aspectos a la Ciudad ya que en ésta, como en su casa, principalmente porque al recorrerla, al callejearla, al estar inmerso en su accesibilidad, movilidad y equipamiento urbano, la intuye, la deconstruye y vuelve a construir.