Hacia un profundo más adentro, radical e indesmentible, los signos que dispone Glenda Zapata nos hacen avanzar hacia un estado superior de una conciencia material, oscura y luminosa.
En MÉDULA se experimenta la canalización de una reflexión poética sobre la muerte, la finitud y el derrumbe, pero también una búsqueda desesperada por hacer aparecer las potencias de la vida que están allí latiendo en lo que aparentemente apenas respira.
La artista nos convoca a conocer obras pensadas en la colisión feroz de tiempos, energías profundas y densas interactuando descarnadas con la violencia y vacuidad de lo contemporáneo para que en esa fricción se encienda y arda la eterna pregunta sobre lo que significa estar vivo.
Glenda habla la lengua sagrada de los muertos porque ella es parte de una cultura milenaria que se ha refugiado en el precioso silencio recóndito de los Andes y desde allí acciona su pensatividad y su fuego negro...para devolver la dignidad a los diezmados, abrazar al caído, besar y penetrar con sus versos dolientes y danzantes el corazón mismo del miedo. Así es la andinidad: dulce veneno y joyas fabulosas.
Samuel Ibarra Covarrubias.
Entrada actualizada el el 22 mar de 2022
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