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"Hace muchos años, cuando éramos niños, soñábamos con ser Marco Polo, o Colón, o Alejandro; sobre todo Marco Polo,(Colón siempre estaba en el mar, que era agua igual en todas partes, en cambio, Marco Polo atravesaba desiertos, ciudades, estepas; usaba caballos, camellos, etc. Aquello era una verdadera aventura, no sólo comercial, sino sobre todo cultural, emocionante, con lenguas distintas, (habría que buscar muchas veces un intérprete) materias y objetos distintos, modos de vida muy diferentes, peligros desconocidos. Fue, en suma, un primer encuentro de culturas entre este mundo nuestro, que llamamos occidente, y el otro, ... lejano y misterioso, que aún hoy conocemos como oriente, y que conserva intacto su poder de atracción. Hemos sabido ahora que también nosotros somos algo así como “su oriente”; también somos distintos, exóticos, atractivos, incluso misteriosos para ellos. Y que a pesar de las velocísimas comunicaciones que han hecho del planeta casi un pueblo, un solo modo, una sola idea del mundo, las diferencias fundamentales persisten, complementándose y atrayéndose mutuamente; así paulatinamente vamos acercándonos unos a otros. Pero yo quisiera aquí señalar un aspecto muy importante de este acercamiento. Vivimos un tiempo y un espacio en el que son ya rutina las cumbres, los intercambios económicos, políticos, incluso culturales, que son sólo palabrería, intento, ideas casi despersonalizadas, abstractas, sin cara ni cuerpo, mucho ruido y pocas nueces. Así, constatamos maravillados, que sólo el contacto directo entre personas de carne y hueso, con su vida y su obra personalísimas, nos hace fraternos, cercanos.

La idea de estas ”miradas paralelas” nace en ese clima de encuentros personales a través de Pilar García, profesora de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, y unos alumnos que llegaron allí desde Taiwán.

Pilar, viajera incansable y vivificadora constante e ilusionada de estos encuentros, lanza y mima la idea, que encuentra en estos antiguos alumnos que llegaron del lejano oriente un eco también ilusionado y realizable.

Así se forma un grupo de cinco artistas taiwaneses, y otro de cinco artistas españoles que aportan sus inquietudes, hallazgos y búsquedas recíprocos, deseados.

Y su elemento de unión no serán ministros, ni acuerdos globales, ni estrategias armadas. Nuestro campo de abrazo cordialísimo será el arte, y nuestras armas serán el papel y la estampa; ligerísimas armas que de oriente vinieron; sutiles, amorosas, endebles armas, pero efectivas como pocas porque son portadoras de belleza, de pasión, de ansia de conocer al otro en un encuentro de afectos y de libertades.

En España ha sido Segovia el punto de arranque de los diez, que ahora hacen su presentación en esta Córdoba, también mágica, misteriosa, donde se han dado desde siglos encuentros riquísimos de culturas diversas. Continuará en Sevilla en el mes de abril

En Taiwán, el punto de partida ha sido en el Pabellón Ta Hsuen de la Universidad de Chai Yi y en el Museo de Chai Yi, para seguir itinerando también por ese aún misterioso mundo.

Es una experiencia en la que aún podemos encontrarnos, sorprendernos y entendernos todos.

Ojalá sea así. A ello vamos.

“MIRADAS PARALELAS”