Al igual que la pintura o el dibujo, la fotografía puede ser comprendida como un modo de expresión y conocimiento, si bien, y en relación a las anteriores, por sus usos más frecuentes ha venido considerándose tradicionalmente como un medio especialmente cualificado de representación en cuanto a su aparente objetividad y por sus posibilidades documentales. Sin embargo, en la fotografía, al igual que en el resto de las disciplinas artísticas, existe desde el principio un rasgo común e inevitable en el cual residen, por otra parte, sus mayores posibilidades creativas: la subjetividad.

Es precisamente esta característica la que José Luis Berrocal explora y desarrolla en su obra, organizada a lo largo de su trayectoria en dos únicos bloques temáticos en los cuales se estructura cada una de sus series: 'Momentos', y 'En la Pared'. Ambos definen conjuntos siempre ampliables de ... fotografías en las que la atención se centra en aspectos que llaman su atención de un modo casi obsesivo. En 2005 pudo contemplarse en la Galería Jamete una muestra en la que se recogían obras del primero de estos conjuntos, de modo que nuestra actual exposición, 'Mirando Paredes', servirá para terminar de mostrar el perfil completo del autor en este espacio.

Cualquier fragmento de la realidad, aislado del conjunto en el que se inserta, puede adquirir un sentido diferente del que hasta ese momento lo ha definido. De tal modo, Berrocal observa, identifica y encuadra en los muros enlucidos, desconchados, surcados de canalones, interrumpidos por zócalos, ventanas, etc., ritmos, texturas, relaciones de formas y color que, una vez fotografiadas, quedan descontextualizas y cobran un nuevo valor. El resultado son composiciones decantadas de todo elemento que distraiga de su sencillez, donde la geometría cobra progresivamente valor. Resulta llamativo cómo estas obras se aproximan, si bien con divergencias evidentes, a las de otros autores que, por otros medios, han dedicado su atención a las posibilidades estéticas de muros, paredes y tapias: Julián Pacheco o Antoni Tàpies podrían servir como ejemplo en este sentido.