El término Modèle Vivant (del francés, modelo vivo) se refiere a lo que Nairy Baghramian llama “el ojo condicionado”: los hábitos visuales que desarrollamos como espectadores, cómo alteran nuestros encuentros con el arte y con las personas dentro del espacio, y la capacidad del arte a resistir o afirmar estas tendencias.
Colgando, acostándose, descansando, levitando, sentándose; son sólo algunos de los verbos que describen las piezas en la exposición, los cuales también fueron usados como títulos de obra en ocasiones. Variando entre montadas sobre la pared, suspendidas del techo, dependientes de las repisas, estas nuevas obras interdependientes hacen preguntas sobre las relaciones entre la escultura y el ser, y principalmente sobre como sus interacciones juegan con los vínculos entre las diferentes definiciones de la palabra “modelo”. Aquí, la escultura de un material podría ser el modelo de otra más allá; las posturas y sus posiciones se ajustan, así como lo hacen...los cuerpos en los espacios sociales a través del tiempo.
La materialidad de las obras activa deliberadamente narrativas y asociaciones. Baghramian nos recuerda que seamos cuidadosos al aplicar el lenguaje familiar a lo que nos es extraño; el ser, así como el arte, tiene que existir entre la ambigüedad y la posibilidad. Baghramian nos ofrece otras alternativas: ya sea de manera figurativa o abstracta, el cuerpo es un modelo que puede cambiar. A través de sus experimentaciones materiales, Modèle Vivant habla de una distorsión corporal y de colapso, alquimia y de la posibilidad de transformación, de cómo una segunda naturaleza es maleable, distorsionada y reformada, nunca fiel al “original” pero en una red permanente de forma y devenir. En palabras de la artista, son el cuerpo social y el cuerpo carnal confluyendo.
Modèle Vivant se organiza como un diálogo entre la obra de Baghramian y piezas históricas de otras creadoras trabajando en America Latina en el siglo XX como Geles Cabrera y Elizabeth Catlett. Cabrera es conocida por ser una de las primeras mujeres a practicar la escultura profesionalmente en México y tiene una carrera que se expande más de sesenta años. Su obra se enfoca en el cuerpo y sus formas –temas comunes en la obra de otros artistas de su generación–, sin embargo su acercamiento siempre fue más lírico, caracterizado por un interés en el cuerpo humano que interroga y desafía sus límites y definiciones. Elizabeth Catlett se mudó de Nueva York a la Ciudad de México donde se inspiró de los aclamados muralistas y grabadores de la ciudad. En sus grabados, pinturas y esculturas, Catlett unió un acercamiento modernista a la estructura con su sensibilidad política. Más que actuar como meros soportes, las obras de Baghramian existen en comunicación directa y diálogo con éstas, buscando coincidencias y superposiciones a través del tiempo y el medio.
Modèle Vivant se puede entender como el resultado de mirar largamente a la figuración hasta que se transforma en algo más. La obra resiste el concepto del “Yo”, o de un ser individual, y no usa la figuración como un modo de representación. La exposición le propone al espectador llevar a la figuración más allá de la identidad, o bien, fuera de ella. En su forma más pura Modèle Vivant ofrece la posibilidad de que la percepción de un objeto tiene el potencial para cambiar de acuerdo con dónde y cómo estamos posicionados, como algo en un eterno flujo, mutación y crecimiento.
Entrada actualizada el el 14 feb de 2023
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