La obra de Moranta está dominada por esos elementos materiales, por una fysis, que gravitan en torno a la tierra: el calor, la ceniza, la luz, el hierro, la madera, el movimiento, el vidrio, el paisaje, los olores. Sobre estas estofas y elementos Moranta articula un mundo de significados, nos abre a sentidos tanto exotéricos como íntimos, tanto públicos como privados, en los que el concepto, la idea, como Jacob con el Ángel, lucha a brazo partido con la materia para abrir un espacio de sentido que debe constituirse en el diálogo a tres bandas entre el artista, la obra y el público. En la obra de Moranta su diálogo transcurre las más de las veces, y paradójicamente, en el silencio, en la penumbra, en la intimidad donde se producen las descargas de la memoria provocadas por los sentidos -un olor, el calor, el movimiento del aire caliente, la textura de un material natural.