Comparto un vestuario con otras seis mujeres embarazadas, cada uno de nosotros, en silencio. Lubricamos la piel de nuestros vientres con nuestras manos o con las bolas masajeadoras. Miro el color de mis pezones y los comparo con los de mis compañeros, todos son de color púrpura y lo comentamos. La luz LED azul del vestuario nos hace ver como habitantes de Pandora, la luna del planeta Polifemo poblada por criaturas humanoides llamadas Na'vi. Estamos esperando que Jake se vaya a la mierda por la tarde. Jake no llega, así que seguimos poniéndonos crema a nuestros coxis. Estamos vestidos con galaxias, explosiones de supernovas. Repetimos el ritual todos los días a las 8:00 pm, matándonos a nosotros mismos realizando ejercicios de yoga prenatal en la sala de meditación.
No se puede poner un límite a nada. "Cuanto más sueñas, más obtienes" es el lema de este centro de bienestar. El grupo...de yoga habla de hacer circular la importancia de observar la naturaleza. Hablamos mucho sobre Lilith, el monitor, comienza la sesión con una invitación a respirar profundamente.
Solo por escuchar la voz de Lilith, entro en un estado de paz. Puedo sentir el feto intensamente, la cabeza presionando mi vejiga y los pies cerca de mis pulmones; Percibo el canal del parto como una caverna pulida de color verde lima. Las paredes de la habitación giran y se desvanecen. Las piernas largas de mi compañero de yoga parecen patas de araña cuando dobla las rodillas y toca el suelo con el culo. Hay un humidificador ultrasónico en una esquina, siempre lo llenan con esencia de canela y menta: esto le da la vibración de un spa que invita a levitar. Vuelo sobre montañas de terciopelo púrpura y caigo en un recipiente transparente lleno de niebla y lo vape todo. Qué inmenso placer llenar mis pulmones y dejar atrás una nube blanca inocua. Tengo el vientre duro todo el tiempo. Hemos terminado
Entrada actualizada el el 08 oct de 2018
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