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Una visión muy moderna de los mismos gestos y las mismas sugerencias que inspiraron a los maestros de hace más de cincuenta años, en aquel periodo tan fértil de entreguerras.

MER reúne en una misma figura la fuerza y la exquisitez, el gesto y la elegancia. Sus figuras se mueven y saltan, pero también se sostienen como un cuerpo real. Y su incursión en la combinación de figuras de bronce con túnicas de mármol es una verdadero hallazgo.

Hay varias razones que hacen de esta exposición un fenómeno ... singular.

La primera es el carácter de los personajes. Normalmente, una muestra figurativa realizada por una escultora presenta personajes más dulces, con una personalidad más diluida, con unas formas más suaves y difuminadas. La obra de MER demuestra un carácter que se refleja la potencia de las formas en lo rotundo de los rasgos, en la fuerza de los volúmenes y en la jerarquización de valores a partes concretas del cuerpo.

La segunda es el respeto - nada usual hoy día- por el detalle y las formas del cuerpo humano. MER crea sus personajes en primer lugar sobre la base de un respeto minucioso a la forma natural, al músculo, a la unión de los nervios. Sus modelos son seres reales, mujeres que cultivan su cuerpo con el yoga y la danza contemporánea. Son cuerpos muy bien estructurados, en los que se nota que cada parte nace de un todo, como algo natural, no como un añadido. Y luego, una vez estructurado, una vez lograda la forma perfecta, MER se permite darle un carácter propio de una personalidad que nace de sus propios instintos formales.

La tercera es que todas las esculturas, incluso las de dos metros, han sido modeladas a tamaño natural. No son bibelots de barro realizados por un artista que luego los entrega a un taller para que los amplíen y los pasen a material definitivo. Mer realiza todas sus obras a tamaño real.

Pero no sólo eso. Es que es en el gran tamaño en el que la escultora se encuentra a gusto donde saca lo mejor de sí misma. Es con el gran tamaño que sus dedos se deslizan por el barro generando formas y cuerpos con una soltura envidiable. Es con la gran estatuaria con la que ella se suelta y se siente, al fin libre, creando sin restricciones. MER es escultora de grandes volúmenes, de grandes cuerpos, de poderosos cuerpos. MER es la primera escultora que ensalza el poder, la fuerza, el carácter, la voluntad, todo ello presente y patente en sus mujeres. Ése es su principal rasgo, y en base a ello sus féminas adquieren una personalidad propia que las hace inconfundibles e irrepetibles. Es la personalidad de la fuerza, de la dureza, del carácter, de la decisión.

En resumen, una exposición que nos devuelve el gran sabor del Gran Arte. De la escultura con mayúsculas, del arte que enraiza con la más genuina tradición plástica catalana pero que, a la vez, sabe crear formas de marcados rasgos contemporáneos.